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La Revista Cultural La Palestra Noticias es un espacio de encuentro para compartir el amor por el Arte, por el Deporte, por la Literatura, por la Salud, por los conocimientos de Astrología, por el Medio ambiente y su cuidado, por la cultura de cada Sociedad y su gente; por los viajes, la oportunidad de descubrirnos diferentes y semejantes.   

28 de diciembre de 2017

Nadie nos enseña a envejecer

 

Por Caroline

Ilustración: Sole «China» Fliess

La fuente de la juventud aún no ha sido encontrada, y los años con su erosión nos modifican, nos dejan marcas y experiencias; nos gastan el alma, nos llenan de inquietudes y de sabiduría.

 

¡Qué difícil resulta no aceptarse en el espejo! Retirar estudios de sangre con llamados de atención y encontrar que no todos los parámetros son normales. No tenemos todos los patitos en fila, tampoco. Las letras del celular se nos borronean y el dolor ciático se nos presenta luego de algún esfuerzo anormal como caminar o limpiar la casa. En fin, detalles que hablan sobre una carrocería que empieza a mostrar síntomas de agotamiento y mucho uso.

Obvio que siempre hay algún cirujano amigo o una esteticista recomendada que puede estirarnos la cara, agrandarnos la delantera, achicarnos la cadera y dejarnos de porcelana. ¡Qué horror!

Y acá es donde se pone heavy el tema: cuando nos vamos poniendo rígidos en nuestras convicciones. Se nos complica hacer cambios, ceder en opiniones, perdonar al otro y a nosotros mismos. ¡Mierda! Acá entra a complicarse la convivencia, las relaciones familiares, la comunicación con los vecinos y compañeros de trabajo.

Pero no existen soluciones rápidas y efectivas para los achaques del alma. Para enfrentar los cambios en nuestros padres, en nuestras parejas, en nuestros amigos. Si hay algo que se reduce a su mínima expresión es la paciencia. «Tolerancia cero» decía el alcalde de Nueva York, pareciera ser el calificativo de las mujeres de más de cuarenta. Porque no solo surgen calcificaciones en los huesos, sino también en buena parte de nuestras rutinas, de nuestras creencias, de nuestras taras, nuestros TOCs y fanatismos varios.

Creo fehacientemente que por algo empezamos a perder paulatinamente la memoria y no recordamos dónde dejamos el auto ni la última charla por teléfono. Porque sería terrible estar súper lucidos y recordar todos los puntos de una disputa. ¡Caos! Mejor que haya algunas sombras, algunas dudas, algo vago que nos permita cambiar la historia.

¿Quiénes pueden ayudarnos a transitar la madurez con dignidad? ¿Quiénes va a ser? Nuestros seres queridos como nuestros hijos que con una sinceridad a veces excesiva nos ponen en órbita. Es fundamental el papel que tienen los amigos en el proceso de cumplir varios años. Compartir con ellos estas experiencias, hablar sin pudor de nuestro deterioro y reírnos de nuestros dolores: redes de contención emocional.

Esto es lo que descubrí: siempre tener hobbies, caminar, disfrutar de las buenas charlas o un buen libro; estar conectados en serio, no solo por los «Me Gusta» de Facebook, sino saber del otro personalmente. La soledad nunca es una buena compañera en el otoño de nuestras vidas. Siempre seguir aprendiendo; empezar alguna actividad que nos genere un desafío agradable: algún deporte, algún grupo de escritura, bailar, cocinar, caminar por la montaña. Irnos a dormir pensando en un nuevo proyecto.

 

La medicina, por suerte, avanza y nos ayuda. Pero una buena amistad nos ilumina, y un nuevo proyecto nos anima. Podemos vencer los achaques de la rutina con toda esta artillería, llegar flexibles a los sesenta, sabios a los setenta, juveniles a los ochenta, inolvidables a los 90 e invencibles a los 100. The end o to be… continued

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