top of page

La Revista Cultural La Palestra Noticias es un espacio de encuentro para compartir el amor por el Arte, por el Deporte, por la Literatura, por la Salud, por los conocimientos de Astrología, por el Medio ambiente y su cuidado, por la cultura de cada Sociedad y su gente; por los viajes, la oportunidad de descubrirnos diferentes y semejantes.   

24 de mayo de 2018

Amas de casa reloaded

 

Por Caroline

Ilustración: Florencia Denis

A raíz de una publicación en Facebook sobre «Las once reglas del ama de casa para mantener a tu marido feliz» explotaron una serie de discusiones y razonamientos entre mis amigas en las redes sociales.


Para empezar: en pleno siglo XXI ¿qué sería ser un «ama de casa»? Con los avances sociales, culturales, los de igualdad de género y tecnológicos ¿qué queda del ama de casa del siglo pasado que era la reina de su hogar? No puedo compararlas con los variados modelos de mujeres de hoy que deben coordinar las tareas del hogar, la educación de los hijos, el trabajo fuera de casa, su vida social y sus hobbies.

Si hago un breve racconto de recuerdos de esas mujeres de antes, me encuentro con dos situaciones diferentes. Por un lado el modelo de padres profesionales que combinaban sus laburos con el orden del hogar. Las tareas de la casa se repartían entre todos, sin diferencias de sexo ni edad. Mi madre fue mi modelo de mujer emprendedora, apasionada por su profesión y con una organización del tiempo admirable; mi viejito, un padre cariñoso, trabajador, exigente y excelente cocinero y administrador del hogar. Pero también tuve el modelo de Ama de casa full time encarnado en las madres de mis amigas del colegio y del barrio, quienes permanecían en sus casas ordenando, cocinando y ayudando a hacer las tareas de sus hijos. Me asombraba verlas siempre divinamente peinadas y arregladas («antes muerta que sencilla» se decía por entonces entre la población femenina platense). Yo las observaba maravillada: ellas disfrutaban de prepararnos ricos postres, de invitarnos a dormir después del boliche (pijamada de colchones en el living y charlas hasta la madrugada). Siempre estaban disponibles para asistir a las reuniones de padres, preparar meriendas a la tarde y coser los disfraces para los actos de fin de curso. Parecía que no tenían estrés y que sus preocupaciones — que seguramente existían— podían resolverlas sin despeinarse.

 

Con el correr del tiempo yo armé mi propia familia y durante mis cortos ensayos de permanecer en casa sin salir a trabajar descubrí que mi software de «ama de casa complaciente» venia fallado. Esos modelos de madres impecables, con tacos y delantal inmaculado, preparando recetas elaboradas no encajaban en mi errática realidad. Mi prematura conclusión de todo esto es que más que «Ama» de casa, me sentía como «esclava» de la casa, abducida por las rutinas del hogar. Y al mejor estilo Cortázar, quedaba atrapada en mi propio hogar.

Florencia Denis

Por Florencia Denis

Una vez más, mis amigas lograron rescatarme de esta adversidad. Compartir con ellas sus consejos, frustraciones y logros me ayudó a darle una vuelta de rosca a ese imaginario que tenía, y adecuarlo a la versión moderna, hasta quedar conforme con ella.

 

Seamos sinceras, en primer lugar sé que no soy la única que nació con el chip en corto: somos una gran hermandad. ¡Qué gran alivio! En segundo lugar: no hay por qué elegir entre quedarse en la casa tomada o salir a trabajar y ejercer nuestra profesión. Una puede disfrutar de ambas cosas siempre y cuando cuente con el apoyo de cada miembro de la familia; todos pueden colaborar poniendo la mesa, levantando la ropa sucia, haciendo las compras, cocinando y pasando el lampazo mágico por el comedor. «Divide y reinaras», dicta la premisa política de Julio Cesar, luego adoptada por Maquiavelo y hoy reinsertada en el hogar: divide TAREAS y reinarás.

 

Conclusión: el modelo de ama de casa de nuestra infancia, con el que crecimos,  se encuentra en apuros, en una extinción silenciosa, cayendo en el olvido de las nuevas generaciones quienes, en su gran mayoría, ni siquiera proyectan formar una familia, ni comprarse una casa (y mucho menos en módicas cuotas hipotecarias), y menos aún «perder» tiempo preparando comidas caseras, decorando la mesa para las fiestas o sentirse plenas con el ultimo electrodoméstico del mercado.

Rescato de este modelo de ama de casa reloaded la posibilidad de contar, al menos semanalmente, con unas horitas a solas en nuestro palacio para decidir qué serie de Netflix queremos ver o en qué sillón nos vamos a echar a leer o a pintarnos las uñas del pie mientras picamos algo rico sin que nadie nos perturbe. Esa es la mejor imagen que se me viene a la cabeza como la definición de la felicidad: disfrutar de la suma de momentos plenos en nuestro hogar.

bottom of page