La Palestra

LP: ¿Por qué eligieron la bicicleta como medio de transporte?

Z&O: Queríamos viajar de una manera deportiva. Pensamos de diferentes maneras: caminando, en canoa, bicicleta, patinando, a caballo. La bicicleta nos pareció una manera linda, con la velocidad perfecta y activa. Además, la bicicleta es parte de nuestra cultura tanto en Bélgica como en Holanda. Usamos la bici para ir a la escuela, al trabajo, para ir a practicar deporte, a las fiestas, ¡para todo! Pero nunca habíamos hecho un viaje en bici. Lo intentamos y nos enamoramos.   

LP: ¿Cuál sería una situación bizarra que hayan vivido en esta primera «bicileteada»?

Oliver: En Portugal estuvimos buscando un lugar dónde armar la carpa. Después de mucho tiempo, encontramos un grupo de personas frente a una iglesia, les preguntamos si podíamos armarla frente a ella, pero el cura dijo que hacía mucho frío y nos ofreció quedarnos adentro. Eso ya fue un regalo enorme para nosotros, pero una vez allí, la mamá de una familia que estaba en el lugar, nos dijo que ahí dentro también hacía frío, y le preguntó el cura si tenía algún tipo de calefacción. Aunque encontraron algo, después, la hija nos preguntó si queríamos dormir en su casa. Entonces, volvimos a montar las bicis y seguimos su auto hasta la casa de aquella familia.

Charlamos toda la noche, y con toda la familia nos sentimos como viejos amigos. Al final de la noche, los padres nos ofrecieron su cuarto. Nosotros no queríamos, pero fue muy difícil negarnos y tuvimos que dormir en su cama. ¡Cuando nos acostamos no entendíamos qué había pasado esa noche! ¡Una noche bizarra sin duda!

Zoë: (riéndose al recordarlo) «El hombre con los pies descalzos». Es cura viejo a quién encontramos en un monasterio donde dormimos durante «El camino de Santiago de Compostela». Había estado nevando, ¡y el cura caminaba por afuera en bata sin ropa debajo!… El pobre era un sacerdote muy inteligente, pero ahora sufre de demencia.