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“Volátil”, la fragilidad de lo real
La incertidumbre, el encierro y el amor son los ejes de la segunda obra escrita y dirigida por Daniel Crespo Narbona.
Por Analía Skoda
“Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo” dijo Eduardo Galeano. Y eso parecen vivir los personajes de “Volátil” quienes esperan respuestas que no tendrán una resolución veloz. Desde el público, me veo como Marina: guerrera, desesperada, luchando por la familia que formé, sin poder si quiera pensar en dejar de luchar. Me veo como Guadalupe, exigiendo justicia. Temo verme como Adrián, desconfiando de mi propia mente y de mi capacidad para ver lo real. La obra invita a identificarse con cada uno de los personajes, quizás por la cotidianidad de la temática que se nos presenta en las noticias de hoy en día.
Destaco la actuación de Marina Caracciolo quien interpreta a Guadalupe, familiar de la víctima; y las interpretaciones de los actores en el momento del delito, cuando la oscuridad absoluta deja libre albedrío a las voces de los actores que condensan todo el espacio teatral desarrollando el crimen. Confieso que me sentí incómoda en mi asiento durante esta escena. ¡Festejo por ello! ¿Acaso un delito tiene que resultar cómodo? Por supuesto que no.
La crudeza y el realismo son una constante en esta historia que está marcada en el desarrollo temporal por el embarazo de Marina, fruto de un amor y un futuro que se encuentran en peligro.
Sinopsis
Adrián, interpretado por Federico Foscaldi, está internado en un neuropsiquiátrico y aguarda la determinación de su destino mientras recibe las visitas de su pareja, Marina, encarnada por Sol Fernández Alonso.
Sucedió un crimen cuya naturaleza inicialmente no conocemos y en torno a él, se interceptan los intereses en puja de los familiares de la víctima y del supuesto victimario. Pero también del Dr. Brodsky (Alejandro Vernis), personaje alejado de cualquier código de ética, y de Felipe (Daniel Crespo Narbona), rotundo defensor de Marina.
Entre tanto, la espera. Todo se encuentra suspendido en su resolución y los personajes femeninos son los que exigen definiciones: Marina y Guadalupe (Marina Caracciolo) entran y salen del hospital pidiendo, reclamando, temiendo.
Pero, ¿cuánto sabemos de nosotros? ¿Podemos confiar en nuestra mente? ¿Y cuánto sabemos del otro? Adrián sufre estos interrogantes mientras es blanco de acusaciones varias: como supuesto criminal, como paciente y, principalmente, como hombre.
Marina, reclama la escasa voluntad de su pareja por salir de la situación en la que están inmersos y el derecho a sentirse mujer más allá de su embarazo. Presos de las circunstancias, Marina y Adrián supieron ser protagonistas de una historia de amor perfecta que ahora está pendiendo de un hilo.
“No dejes que nadie elija tus colores”, le aconseja Emma (Rosario Ibarra), compañera de cuarto de Adrián y agente de su curación. Los colores los identifican desde las paredes del neuropsiquiátrico hasta las cintas que llevan en las muñecas.
La escenografía se reduce a pocos elementos que ambientan el neuropsiquiátrico y el despacho del Dr. Brodsky: una mesa, una silla, una puerta, una cama, papeles donde escribe Adrián y papeles que son expedientes, historias clínicas, artículos sobre enfermedades mentales. Porque en el fondo, todo gira en torno a las palabras y lo efímero y a la vez contundente que hay en ellas una vez que se pronuncian.
La obra de Daniel Crespo Narbona se presenta todos los viernes a las 23 hs en el Teatro Vera Vera hasta el 6 de noviembre.
RESERVAS
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