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La Revista Cultural La Palestra Noticias es un espacio de encuentro para compartir el amor por el Arte, por el Deporte, por la Literatura, por la Salud, por los conocimientos de Astrología, por el Medio ambiente y su cuidado, por la cultura de cada Sociedad y su gente; por los viajes, la oportunidad de descubrirnos diferentes y semejantes.   

Tailandia, ¿cuántas caras puede tener la moneda?

Por Clara Cinto Courtaux

 

Llegar al Reino de Tailandia (sí, es un reino, una monarquía constitucional regida por el rey Rama IX) es llegar a un paraíso ecléctico. Mucha gente. Mucha, mucha. Colas, pasaportes, destinos, extranjeros, policías con barbijos, certificados de sanidad y la fiebre amarilla, el Ébola…

Tailandia es mágica y diversa, como sus orquídeas que son LA flor en estas tierras. De mil colores, rarísimas, hipnóticas... Los ojos de los tailandeses, la profundidad de sus sonrisas, invitan a quedarse, a entrar de a pasitos y sumergirse en esa atmósfera donde lo ancestral y lo mítico conviven y se funden con los rascacielos, las autopistas y el despliegue tecnológico.

Bangkok

Bangkok es una selva. Literal y figuradamente. Crecen árboles, plantas y flores por donde se mire, y el tráfico es impresionante. Tantos autos, motos, colectivos y peatones, que es indescriptible.

Cuando llegamos a la ciudad era de noche, tarde. Así que vimos una versión más calma y desolada de las autopistas y calles. Pero a la mañana siguiente, luego de dormir en el hostel más inhóspito, conocimos el verdadero ritmo de la ciudad.

 

Bangkok es una ciudad caótica, bien asiática, y cosmopolita. Los tailandeses le sonríen a quien les cruce una mirada. Sonrisas frescas, sonrisas desdentadas, sonrisas de elogio y sonrisas de “yo te lo vendo”.  Puras sonrisas. ¡Bellísima gente!


Es tanto lo que hay para ver y descubrir en Bangkok, que bien vale visitarla al menos una semana. Plaza Nana, Cao San Road, templos, el río, los Budas representados en sus mil tamaños y formas, los mercados de comida, de ropa, de todo.

Versión calma y desolada de las calles de Bangkok

Desde imitaciones perfectas hasta locales de Prada, Ralph Laurent y Louis Vuitton. Todo convive en Bangkok, es cuestión de tener paciencia, saber elegir, y disfrutar la mezcla.

 

La pauta principal es el regateo. Todo precio es discutible. De entrada es necesario saber que el precio que dicen no es nunca el que uno va a apagar, ni el que ellos pretenden cobrar en realidad. Desde una remera hasta el precio de un viaje en taxi, todo es negociable. Regatear es la norma, y aunque puede volverse agotador, hay que entrar en el juego y jugar. Así los taxis ofrecen un precio (salvo los que se dignan prender el “taxi meter” que cobra según la distancia) y los tuk-tuk, al contrario de lo que sucede en otros países como la India por ejemplo, resultan más caros. La mejor forma de viajar es el skytrain, aunque no llega a todos lados.

De fiesta

Si existen asiáticos expertos en “party”, esos son los tailandeses. Cao San Road es la calle de la fiesta. Decenas de bares, repletos de gente, cada uno con su música, compitiendo por copar los oídos de los comensales y transeúntes, que caminamos maravillados por las luces, las opciones, la ropa que ofrecen los vendedores ambulantes en sus puestos entre comida y alcohol. Diversión garantizada, Cao San es digna de ser vivida.

 

Otros eligen la noche de Naná. Pero ahí la fiesta consta de prostitutas (algunas tan jóvenes que dan ganas de denunciar a los hombre mayores que se pasean con ellas), shows de mujeres y mucho alcohol. La prostitución en Bangkok es alarmante. Tan naturalizada y aceptada que cuesta imaginar una solución, un cambio.

Pero Bangkok es sólo uno de los múltiples destinos tailandeses…

Phuket y Phi Phi Island

Phuket es enorme. Tiene muchas playas, entre subidas y bajadas en la montaña. Muchos mercados, hoteles de todo tipo y nivel, restaurantes para elegir, y gente de todo el mundo queriendo absorber toda la belleza. Desde Phuket llegamos a Phi Phi Island. Popularizada por la película de Di Caprio, Phi Phi es 100% turismo. Europeos, australianos, canadienses, estadounidenses, israelíes, latinoamericanos…

Phi Phi está plagada de tatuadores. La mayoría de ellos trabajando día y noche sin pausa. Los tailandeses tatúan con tinta de bambú, y aseguran que es mucho más saludable para la piel, además de poder mojarse y exponerse al sol sin restricciones de tiempo. 

 

Phi Phi tiene mucha fiesta, mucho ruido, precios delirantes para Tailandia, y unas playas preciosas de mar turquesa. Lo más recomendable de Phi Phi: visitar las islas de los alrededores, y hacer “snorkelling”. Otro imperdible: el atardecer visto desde arriba. Las dos partes de la isla en una misma imagen, compartiendo la caída del sol.

Krabi, Tonsai y Railay Beach

Krabi es el otro puerto desde el cual se llega a las islas. Por recomendación de una amiga decidimos ir a Railay Beach, pero por destino del mar terminamos en Tonsai, que queda al lado. Divididos por piedras sobre el mar, y por selva del otro lado, Tonsai y Railay resultaron ser dos puntos imperdibles.

 

Railay es un poco más turístico, muchos locales, lugarcitos para comer y varias opciones de hospedaje. Tonsai es más chico, menos poblado. Hay un par de hoteles y algunos almacenes, y literalmente un solo lugar donde comprar ropa y artesanías. Hay un barcito sobre la playa, y un espíritu libre que enamora.

 

Para los amantes de la escalada, es el lugar perfecto. Hay varias opciones sobre la montaña, en tierra firme y en el mar. Para profesionales y para principiantes. También hay clases de yoga, y un local de tatuajes abierto prácticamente 24 horas.

(Lamentablemente están empezando a construir un mega hotel sobre la playa, así que recomendado visitar Tonsai antes que le roben su encanto de pequeñez y tranquilidad).

 

¡Y hay mucho mucho más! Tailandia tiene tanto para respirar, para ver, para saborear… Destino exótico y divino, tiene todo para ofrecer, y más.

 

*Breve glosario, puramente práctico y fonético, confeccionado en Bangkok con la ayuda de un taxista que, mientras nos llevaba (manejando del lado derecho, detalle que no nombré antes) intentó enseñarnos algo de su lengua:

Sabaidii = Hola. Si saluda una mujer, deberá decir “Sabaidii kaaa”, y si es hombre, “Sabaidii kaap”;

Kop kun = Gracias. Al igual que el hola, si quien habla es mujer, deberá decir “Kop kun kaaa”, si en cambio es hombre, dirá “Kop kun kap”;

Lacon = Hasta luego;

Jai leo = Sí;

Mai au = No;

Djoot = Pará;

Tog long = Ok;

Lof tit = auto/taxi libre;

Bai nai? = A dónde vas?

¡¡Lacon!!

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