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La Revista Cultural La Palestra Noticias es un espacio de encuentro para compartir el amor por el Arte, por el Deporte, por la Literatura, por la Salud, por los conocimientos de Astrología, por el Medio ambiente y su cuidado, por la cultura de cada Sociedad y su gente; por los viajes, la oportunidad de descubrirnos diferentes y semejantes.   

Cruzando el Río de la Plata

Las regatas... una excelente combinación entre deporte y viaje.

 

Por Rocío Bayá

Empecé a navegar hace siete años, en un barco del club, de a poco fui conociendo otros navegantes y corriendo en sus barcos… La gran mayoría de “plástico”, como me gusta decirles, barcos que corren en la fórmula PHRF (Performance Handicap Racing Fleet). Después de muchos años me cambié a los barcos “clásicos”, de madera barnizada y brillante, más viejitos (de alguna manera, como quienes corren en ellos, en su mayoría señores que pasan los sesenta años), pero más encantadores (nuevamente, como sus competidores). Hay grandes diferencias entre los Clásicos y los de Fórmula, la principal es que los de Fórmula son más rápidos (más profesionales, si se quiere), más livianos. Los Clásicos son barcos más viejos, mucho más pesados, todo es más lento, y eso es lo que me atrajo. Los disfruto mucho más, ya que todo tiene su tiempo y entre una maniobra y otra uno puede frenar a disfrutar de lo que está haciendo: Navegar.

¡Larga la regata!

 

“Semana de Clásicos a Colonia” es una de mis regatas preferidas. Los preparativos arrancan unos días antes de la fecha de largada: ver que el barco esté en condiciones, salir a probarlo, abastecerlo de comida (y principalmente bebida; si hay algo que abunda en los clásicos, es el whisky). Otra de las tareas infaltables es chequear el pronóstico, todos los días hasta la mañana de la largada. Importantísimo es el momento de llevar el barco al puerto de Buenos Aires, donde se deja listo para el día “D”.


El jueves 29 de octubre nos encontramos todos en Prefectura para hacer el Rol (migraciones) para ir a Colonia. Se siente como una noche de encuentro entre amigos. Y parece que esta regata, como las últimas dos a Colonia, se viene ventosa. A tal punto que no se sabe si efectivamente se va a hacer, ¡pero nada quebranta la esperanza de que el viento se apacigüe y nos permita escapar a Uruguay!

El viernes, totalmente nublado y con mucho viento, suena el pitido de los 10 minutos previos a largar. Arriba de los barcos, todos están probando de qué lado de la cancha conviene largar. Nosotros no somos menos, a los gritos, porque el viento no te permite escuchar, se delibera y nos vamos acercando a la salida; vuelve a sonar el pitido y finalmente partimos hacia Colonia.

3hs 15minutos de regata, casi un record gracias a los 25 nudos de viento que nos tuvieron zapateando. Por suerte estamos llegando a Colonia y son apenas pasadas las 3 de la tarde, lo que nos da tiempo a ordenar el barco, secarnos, cambiarnos y tomar unas cervezas. Una regata mojada pero rápida y divertida, lo justo y necesario para no pasarla mal. Después queda comer y dormir ya que el sábado nos espera otra regata cortita por Colonia.


Para dormir, hay quienes optan por ir a un hotel, pero yo prefiero el barco. Ir a Colonia no tiene gracia si no dormís en el barco y disfrutas de la noche en el puerto, donde se escuchan las drizas golpeando en el palo y el murmullo que llega de las otras embarcaciones. La vida en el puerto es parte de la escapada y una de las partes más lindas. Se siente como estar de vacaciones con ciento cincuenta personas que comparten ese mismo fanatismo por un deporte que, muchas veces implica morirse de frío, golpearse con cada roldana y manija, y luchar con el clima, pero que en definitiva a todos nos apasiona.

Repartidos cada uno en su barco-hotel, con sus historias y sus guisos que te invitan a compartir, empieza el momento de relajar, comer algo, tomar algo y caminar por Colonia, con sus calles empedradas, su faro, sus bares y su gente. Encontrarte con los uruguayos da placer, siempre simpáticos, siempre educados, nunca dejan de sorprenderte. Es la misma ciudad que venimos caminando cada año, pero se disfruta siempre como si fuera la primera vez.

 

Claramente no es un fin de semana de descanso, por eso -entre nosotros- se dice que correr regatas es un deporte de tarados, porque te la pasas golpeándote en el barco, mojándote, se duerme poco, y se vuelve a lo mismo al día siguiente; para después empezar la semana laboral. Sin embargo el lunes se llega renovado al trabajo, por más cansancio que uno tenga. El aire de río despejó todo y uno espera ansioso al próximo fin de semana de regata.

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