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14 de diciembre de 2016

 

Sagitario, entre el adolescente perdido y el Maestro Espiritual

 

Por Marcelo Cippitelli, Astrólogo Kármico y Psicólogo Social*

El signo de los Centauros encierra uno de los karmas más complejos y fascinantes del Zodíaco. Es profundo y contradictorio, representando un escalón fundamental en la evolución humana. Nos habla de la lucha entre las pulsiones animales y la sapiencia supra racional. Encarnar en este fogoso signo representa el desafío de interpretar el papel de un guerrero cotidiano muy particular, un reto permanente.

La mente sagitariana se eleva en el conocimiento superior, en la filosofía y el pensamiento abstracto. Su razón representa la quintaesencia de las inquietudes existenciales, que surgen cuando las necesidades básicas han sido satisfechas y los conflictos burgueses se han estabilizado. Es el escalón al acercamiento a la Divinidad a través de la mente. (Ésta es una tarea condenada al fracaso, pero no por ello menos meritoria. Ya llegará, más adelante, el signo de Piscis para completarla a través de la percepción más fina).

 

En tanto ello ocurre en los niveles mentales, las hormonas equinas del cuerpo centauro lo tironean a hundirse en las pasiones salvajes del encuentro con el placer y la distracción, con la adrenalina en todas sus formas. El caballo exacerba la libido en ciertos niveles que prueban a la voluntad… y la mayoría de las veces la vencen estrepitosamente.

Nace de esta manera un fuerte conflicto interno y se genera  una distancia abismal entre las distintas

fases que componen al ser. Los dos polos, aparentemente opuestos, “tiran” despóticamente desde

su posición hacia conductas que no se conjugan, y que deben ser vividas en el contexto de un mismo

cuerpo y una misma realidad. El conflicto es brutal. Otros signos generarían una forma culposa

equilibradora, pero los Centauros desconocen el sentimiento de culpa; no vinieron

equipados con él. También cabría la posibilidad de una división cuasi esquizofrénica,

pero no, Sagitario no se escinde. Tampoco está entre sus posibilidades ya que el

Centauro no es una combinación de hombre y caballo, es una especie en sí misma.

Y allí reside la raíz del conflicto. La psiquis entra en un difícil bucle y necesita generar un

mecanismo de defensa ante esta dificultad. A este mecanismo se lo conoce como

“La Negación Sagitariana”. El Sagitariano “resuelve” (sólo en apariencia) los

tirones internos desarrollando una actitud externa de permanente alegría,

optimismo y confianza. Esta actitud no está dirigida solamente a los demás,

a su entorno, sino que está fundamentalmente diseñada para auto convencerse

de que no existe el conflicto. A través de complejos entramados y de la negativa

a observarse en el espejo, el Centauro se convence a si mismo de que “está

todo más que bien, y si no lo está, es que sólo hay que esperar un poco”. 

 

Esta actitud positiva (aparente, claro está) solo complica el conflicto

dilatándolo hacia un futuro siempre distante e incierto.

La única salida a un mecanismo tan intrincado lo representa la utópica flecha

lanzada hacia lo alto por el ícono sagitariano. Esa flecha representa un proyecto en donde el Centauro puede poner todas sus fuerzas, impulsos e intereses; en donde descargará sus emociones y, de esa drástica forma, podría alinear sus energías en pos de una misión trascendente. De lo contrario puede caer en las más catastróficas formas de “no ver sus problemas”: las adicciones y el descontrol emocional. Aunque siempre conservando la sonrisa despreocupada hasta el final. Una sonrisa que ni él mismo podría creer si la viera en otro.

 

¿Conclusión? Sólo un proyecto más grande que sus propios intereses, un plan para trascender el terreno de lo ilusorio y contribuir con los otros, puede salvar a Sagitario de ser un eterno adolescente perdido en la negación de su conflictiva interna. Y ese proyecto lo puede convertir en lo que auténticamente es: un Maestro Espiritual que guíe a sus semejantes.

*Para hacer consultas personalizadas te podes comunicar con Marcelo Cippitelli a su dirección de mail marcelocippitelli@gmail.com o a su celular (011) 15 5376-5823.        

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