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Rebecca, una mujer inolvidable
Es la tercera novela publicada por la famosa novelista inglesa Daphne Du Maurier en 1938.
Por Liliana Musso
Me es fácil hablar de este libro y además recomendar su lectura. Lo leí hace unos años y tiene un sitio de honor en mi biblioteca junto a otros libros de los que iré hablando más adelante.
Quizás para esta época sea una historia pasada de moda. Aún así, creo que sus personajes merecen ser conocidos y presentados a los ojos de los lectores tal como son: Una joven sin experiencia que se casa con quien cree que es el amor de su vida; un hombre veinte años mayor que le roba el corazón y que además le esconde un terrible secreto; y una perversa ama de llaves.
La historia tiene otros agregados que le dan a esta narración el poder de convertirse en un clásico. Por ejemplo, la gran mansión Manderly, donde van a vivir; escenario espectacular que la escritora describió en todos sus detalles, y que me ha dejado la duda de que realmente existiera.
Hay un párrafo al comienzo de la novela que no he podido olvidar:
“...Anoche soñé que regresaba a Manderly, era de noche, la luna brillaba entre los árboles. El camino me llevaba hasta la mansión, las flores lucían plateadas, todas iguales, en una infinita línea de aromas. Al ir acercándome pude ver los techos, se veían negros, fantasmales, un temor se apoderó de mí y entonces, finalmente lo vi... Allí estaban las ruinas carbonizadas de la gran casa (...)”
En 1993, la escritora Susan Hill escribió La señora de Winter, que viene a ser la segunda parte de Rebecca. Yo lo leí y no me gusto, no hallé en su narración nada que me atrapará, por eso quizás lo he olvidado.