La Revista Cultural La Palestra Noticias es un espacio de encuentro para compartir el amor por el Arte, por el Deporte, por la Literatura, por la Salud, por los conocimientos de Astrología, por el Medio ambiente y su cuidado, por la cultura de cada Sociedad y su gente; por los viajes, la oportunidad de descubrirnos diferentes y semejantes.
10 de julio de 2019
Otra
Por Lydia Bermúdez
Solo tengo que conservar un buen recuerdo y no pedir más. Nuestra última cita es en el mismo bar donde nos conocimos.
Aquella tarde, yo me había sentado junto a la ventana para poder ver a mis hijos salir de su clase de inglés. Había abierto un libro y antes de empezar a leerlo, él entró. Se sentó en la mesa de al lado. Nuestra primera conversación surgió casi espontáneamente, hablamos del libro que estaba leyendo. Se levantó y acercándose se sentó a mi mesa naturalmente como si siempre nos hubiéramos conocido. Y a partir de ese día empezamos a encontrarnos, así como de casualidad, todos los martes y los jueves a las seis de la tarde. Las charlas se fueron haciendo más íntimas, menos inocentes. A veces, nos quedábamos los dos mirándonos en silencio y en ese no hablar sentía que me iba entregando poco a poco. Y un día llegó la propuesta; dejándome llevar le dije que sí, contenta y apurada sintiéndome de nuevo una muchachita.
Entonces, comenzaron las mentiras en casa. Inventaba clases de yoga, amigas enfermas, excusas. Después de los encuentros, regresaba a casa escondiendo mi culpa y tratando de acallar los saltos clandestinos que daban aún mis latidos. Solo en los insomnios volvía a oler su perfume, a ver su mirada y a sentir sus manos. Y me quedaba extrañándolo sin querer olvidarme de nada, avivando cada detalle. Cuando estábamos juntos, los dos sin culpas ni disculpas, jugábamos todos los juegos siempre redoblando las apuestas.
Pero sé que es el final. Y así debe ser, sin angustias, sin desesperaciones, dócilmente nos diremos nuestros mutuos adioses. Ya mañana volveré a la cordura, me quitaré el permiso de mentir y el recuerdo, con el tiempo se irá haciendo más frágil, más impreciso, pero durará por siempre, no lo dudo. Me tiraré de cabeza en las cosas cotidianas, disfrutaré de verdad las noches de asadito y organizaré los cumpleaños con globos y payasos; haré fiestas sorpresas para los aniversarios. En fin, seré la misma. Las cosas triviales volverán a ser importantes, me propongo, a partir de este día ser otra vez, de nuevo, una esposa perfecta.
Pero sabiendo, peligrosamente, que puedo ser realmente otra muy distinta. Otra despojada de todo mal, de todo bien, que puedo sumergirme entre unas sábanas calientes sin excusas. Puedo ser otra, si yo quiero. Pero no voy a querer, dejaré nuevamente mi pasión guardadita en su cofre. Y volveré mansamente a mi sencillo amor hecho de rutinas.
Hay algunos amores que matan y otros que mutilan.
