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10 de junio de 2019
Formando parte de la cura del paciente
Cuando el trabajo se hace con pasión, está en constante crecimiento. Y eso está sucediendo con el «Servicio de Alimentación y Nutrición» del Hospital Dr. Ramón Carrillo.
Por La Palestra Noticias
La semana pasada asistí al taller de «Alimentación Conciente» que se realiza jueves por medio en el quincho del Hospital Dr. Ramón Carrillo. Esta es una de las muchas actividades que lleva a cabo el «Servicio de Alimentación y Nutrición» del Hospital de San Martín de los Andes.
Aquél jueves, la temática era legumbres y las recetas rondaron en torno a las milanesas y hamburguesas veggies. Fue la primera vez que probé la de lentejas y el primer bocado tiró por tierra mi prejuicio de que las hamburguesas eran solo de carne. El efecto del taller es inmediato: volviendo a casa, pasé por la verdulería a comprar dos atados enormes de acelga para hacer yo misma la receta de milanesas de pencas que compartió Celia, participante del taller desde hace tres años. Y es que no solamente son las nutricionistas quienes enseñan las recetas. En esas dos horas que dura el encuentro se crea una energía de amistad y compañerismo, y mientras circula el mate como si estuviéramos en la cocina de una amiga, las cocineras van rotando entre las nutricionistas y quienes quieren compartir algún descubrimiento nuevo, como por ejemplo, aquél día fue la mayonesa de almendras… (un espectáculo y para nada costosa).
Es importante destacar que este espacio no es solo una clase de cocina, sino que las profesionales enseñan sobre las propiedades de los alimentos y las múltiples combinaciones que existen para poder llevar adelante una alimentación saludable.
Luego del taller me invitaron a su oficina. El «Servicio de Alimentación y Nutrición» está formado por cuatro licenciadas en nutrición: Lorena Garofalo, Vanesa Porfilio, Gabriela Gutauskas y Fabiana Echeverria, más las rotantes: Felicitas Lema y Tatiana Horn. Dinámico y versátil, está en constante crecimiento. Pero cuando comenzó hace más de dieciséis años, era mucho más pequeño y bien diferente.
¿Cuál es la historia? Lorena, la pionera del servicio, nos cuenta:
«Para empezar, aclaro que no era un servicio de alimentación cuando llegué al hospital. Era una cocina con una persona administrativa a la que se le llamaba «ecónomo». Era como la cocina de un hogar, donde las puertas estaban abiertas para la circulación del personal (y de los familiares del personal) … donde no se respetaba ninguna regla de higiene. Era el sector del hospi (sic) adónde se destinaba al personal que ingresaba y no tenía ninguna capacitación; y se cocinaba lo que se suponía que estaba bien.
Antes de mi llegada, había una sola nutricionista contratada, no existía el puesto de nutricionista en el organigrama, o sea que estábamos como monotributistas con un contrato que duraba tres meses, momento en el cual el director del hospital hacía una evaluación de desempeño para ver si se renovaba o no.
Cuando ingresé, mi objetivo fue transformar ese espacio en un servicio de alimentación. Donde realmente, el personal del hospital se sintiera parte de ese eslabón, de esa cadena donde son parte de la recuperación y del tratamiento del paciente. Mi primer objetivo, entonces, fue que el personal tuviera uniforme, que usara cofia, pero para ello tenía que entender el porqué. Así que organicé una capacitación de buenas prácticas e higiene del personal donde les explicamos la imoprtancia de eso en una cocina hospitalaria y, además, cuáles eran sus funciones y su misión dentro de un hospital: que no era cocinar para calmar el hambre, sino como parte del tratamiento para los pacientes, cocinar con «dieto terapia», hacer «dieto terapia». O sea que el alimento sea parte de la cura de los pacientes. Y así fue, se pusieron la camiseta, entendieron lo importante que era la alimentación en un hospital y lo importante que era hacer cumplir las medidas de higiene. Se cambió la cerradura de la cocina y se prohibió el ingreso a toda persona ajena al servicio. Obviamente, hubo mucha resistencia, muchas caras largas.
Por otro lado, se modificó la forma de distribuir la comida: antes iba un carro donde se servía a «granel»: todo en una olla de donde se iba sirviendo. Se implementaron las bandejas térmicas, donde cada platina sale armada desde la cocina con el nombre, la porción y los alimentos que necesita cada paciente. Es mucho más específico, más controlado, más detallada la alimentación de cada uno, lo cual hace mucho más rápida la distribución y te aseguras de que la comida le llegue a los pacientes caliente y con buena calidad.
Y obviamente, cada vez se fue necesitando más, así que se reformó toda la cocina, porque no era apta para desarrollar una actividad hospitalaria. Estaban los bajo mesada de madera, había mucha madera dentro de la cocina, ¡había plantas!, una mesa con un mantel que acumulaba mucha mugre, el piso estaba resquebrajado y en cada grieta se acumulaban muchas bacterias, el techo estaba roto, los azulejos estaban rajados…»
Miro a mi alrededor: la oficina en la que estamos es un rectángulo luminoso, cargado de papeles y carpetas, hay dos computadoras en funcionamiento, una mesa blanca ubicada debajo de la ventana con vista al exterior, sobre ella: el mate junto a otro montón papeles; los espacios libres se ven de un color blanco impecable. La pared contraria adonde está la mesa, tiene otro gran ventanal a través del cual se ve la cocina del hospital: azulejos blancos y mesadas de metal, los cocineros (con cofia y guantes mediante) están sirviendo el almuerzo del día: un tentador plato de pollo con puré. Los ambientes están comunicados por una puerta, el trabajo de los cocineros y las nutricionistas es en equipo y en constante comunicación. Felicitas propone renovar el mate y antes de cruzar la puerta para ir a la cocina a calentar agua, se coloca la cofia reglamentaria.
«Así que gracias a Dios recibimos la reforma de la cocina, que es hermosa y que cumple con todos los requerimientos que necesita una cocina hospitalaria. ¡Estamos orgullosos de ella!
Finalmente, el último logro, es que pudimos modificar el organigrama. Además de tener un servicio donde —obviamente— está la nutricionista, también entra el «Servicio de alimentación». El cual como jefa tiene a una nutricionista. Así que, bueno, ¡más no podemos pedir!
Obviamente, al crecer el servicio, la dieto terapia y todo, pudieron ingresar más nutricionistas, y al ingresar más nutricionistas empezamos a desarrollar todas las actividades que hoy en día se están haciendo en el Servicio de Alimentación y Nutrición».
Las actividades son un montón y todas nacieron de propuestas y motivaciones de cada una de ellas, de la pasión por su profesión. En este primer encuentro me contaron mil cosas y hay mil más por contar. ¡Pero ya va a haber tiempo! Y es que esta primera nota es tan solo una presentación de este tan lindo grupo de profesionales a la sección de #CorpreSano de La Palestra Noticias. Y desde acá seguir difundiendo y compartiendo su trabajo.
Entonces, con alegría queda inaugurado este espacio, en el cual cada quince días, ellas nos estarán compartiendo sus saberes y sabores, desterrando mitos y aconsejando siempre con la misión de «dar información sobre una alimentación más saludable, la cual mejora la calidad de vida, disminuye la incidencia de enfermedades, permite tener una vida más saludable y activa».
¡Gracias y bienvenidas!
Servicio de Alimentación y Nutrición del Hospital Dr. Ramón Carrillo
*Taller sobre Celiaquía
*Capacitación para el manejo de alimentos libre de gluten
*Talleres sobre diabetes
*Acompañamiento a embarazadas diagnosticadas con diabetes gestacional
*Acompañamiento en los talleres del hospital para embarazadas
*Actividades asociadas a la cirugía bariátrica (acompañamiento pre y post operación)
*Charlas informativas en instituciones educativas
*Taller de «Alimentación consciente» en el quincho del hospital Dr. Ramón Carrillo.
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Mayonesa de almendras
Ingredientes
* 1/4 taza de almendras previamente activadas
* 1/4 taza de agua
* 1/2 taza de aceite
* 1/2 limón exprimido
* Sal-pimentar a gusto
* Ajo a gusto
Preparación
Licuar el agua junto con las almendras, luego incorporar en forma de hilo la mitad de la cantidad del aceite, se licua bien y se agrega el ajo, el jugo de limón y los condimentos que cada quien quiera. Luego, se termina de agregar, siempre en forma de hilo, el aceite.
Llevar a la heladera durante una hora para que tome consistencia.
¡A disfrutar!