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18 de agosto de 2016

Monstruos de ayer y hoy

 

Por Analía Skoda

Quién no se ha preguntado ¿soy un monstruo o esto es ser una persona?

Clarise Lispector

 

Es media noche, afuera cae la peor tormenta del año y se nos ocurre ver una película de terror, solos. Nadie nos obliga. Podríamos mirar un millón de videos de cachorros en el celular y evitar los sueños de seres que nos persiguen, de ojos que nos vigilan, de monstruos que nos amenazan.

Muchas veces buscamos alimentar nuestros sueños con historias terribles, relatos como Frankenstein, el clásico de Mary Shelley, o una nueva serie como Stranger Things. Dos ficciones que se centran en monstruos que surgen, simplemente, de la necesidad de los protagonistas por experimentar lo desconocido. Algo parecido a lo que nos pasa cuando queremos ver una película de terror durante una noche de tormenta.

 

Mary Shelley nació el 30 de agosto de 1797 en Londres. Sin duda, Frankenstein o el moderno Prometeo es su obra más conocida hasta el día de hoy. Continúa siendo leída y su mensaje reeditado. La historia del científico que le otorga vida a un cuerpo inerte, trata sobre las ambiciones desmedidas del hombre, los límites de la naturaleza, la piedad y la intolerancia que hay en todos nosotros. Quizás lo más doloroso de esta novela gótica es ver al monstruo (quien irónicamente cobró más entidad que su creador) en búsqueda de compasión, rasgo que no encuentra entre los humanos.

Si les gustan estas historias terroríficas, pero se les hace muy pesada la lectura de Frankenstein, otra posibilidad es disfrutar la nueva serie Stranger Things. En sólo ocho capítulos captura a la perfección la atmósfera de las películas y libros de los años 80’, especialmente de Steven Spielberg y Stephen King. Pero además de ser un homenaje a esas producciones, los capítulos tienen una estructura muy sólida, con gran suspenso, y excelentes actuaciones. La desaparición de uno de los protagonistas lleva al descubrimiento de un monstruo de otra dimensión y de una niña, Once, con poderes telequinéticos. La crítica a los experimentos del gobierno no es tan importante como la relación entre los chicos, que luchan contra lo sobrenatural y la inocencia.

Pero ¿qué es un monstruo? Jeffrey Cohen* plantea que un monstruo surge de la cultura de ese momento, tiene algo que nos atrae y en su derrotero siempre se escapa. Como es difícil ubicarlo en una categoría, representa lo diferente, y nos lleva a reevaluar nuestra propia realidad.

 

Los rasgos señalados por Cohen se pueden encontrar en las historias que mencionamos. Sobre todo nos interesa esta idea de atracción y la visión sobre la cultura. Los personajes de  ambas ficciones no pueden separarse de estos monstruos, incluso llegan a necesitarse. El Dr. Frankenstein no puede abandonar a su creación, ni los niños a Once, a quien integraron al círculo íntimo de la amistad. La aparición del monstruo cuestiona lo conocido, ya sea la rigurosidad de la ciencia o la monotonía de un pueblo.

Las historias de terror, además de entretenernos, pueden agitar nuestras ideas. Los protagonistas se enfrentan a seres impensables, hasta que nos damos cuenta que son dos caras de la misma moneda. Por esto, es inevitable meditar sobre qué es un monstruo, y si realmente hay que hacer una diferencia entre ellos y nosotros.

*Jeffrey Jerome Cohen. Monster theory. University of Minnesota Press, USA, 1996. 

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