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La Revista Cultural La Palestra Noticias es un espacio de encuentro para compartir el amor por el Arte, por el Deporte, por la Literatura, por la Salud, por los conocimientos de Astrología, por el Medio ambiente y su cuidado, por la cultura de cada Sociedad y su gente; por los viajes, la oportunidad de descubrirnos diferentes y semejantes.   

30 de agosto de 2016

Mi primer torneo en tierras Kiwis

 

Por Guillermo Ferrero

Me pasaron a buscar el sábado a las 12.30 del mediodía con destino a Palmerston North, ya la sangre se inquietaba en mis venas.
 

Blair, Troy, su novia y yo integrábamos la legión de Tauranga que había salido a las rutas de Waikato Bay en busca de la consagración zonal.


Por entonces, mi preocupación no solo recaía en la lesión que arrastraba en el hombro, sino también en que iba a luchar en una categoría más pesada que la mía y, por lo tanto, los riesgos de empeorarla se multiplicaban.

Llegamos a Palmerston North y nos alojamos en un hostel con spa... Siempre viene bien relajarse un poco antes de la batalla sobre el tatami
*. El Ojo fue la película escogida para disfrutar antes de dormir: un poco de suspenso ajeno para sumarle a la inquietud propia.

El reloj corría y me iba cansando, parecía que Bevan tenía cinco pulmones. Me defendía en suelo, aunque no podía hacer mucho... este pibe hacía jiu jitsu.

 

Empezaba a sentir como se me escapaba la lucha. Veía venir esa técnica cruzada que me iba a volar y dejar mirando las luces del estadio. Pero no, tenía que ganar. Entonces tomé de izquierda, ataqué de derecha y, por primera vez en toda la lucha, ataqué de izquierda con un tai otoshi rastrero, pero muy sorpresivo. Yuko* fue lo que cantó el árbitro. ¡Iba ganando y la lucha se terminaba! Bevan ya no atacaba más de suelo, estaba cansado. Miré el reloj y quedaban dieciséis segundos. Bevan volvió a atacarme, resistí, fuimos al suelo, lo dominé y maté el tiempo. Finalmente la experiencia se impuso. Lucha terminada, había ganado. El hombro, en su lugar.

Get up (I feel like being a) Sex Machine sonó en el despertador a las seis de la mañana: el momento había llegado. Nos dimos una ducha y fuimos al estadio para dar el pesaje oficial. Eran cinco los que figuraban para luchar en mi categoría de 66 kg. Dos se pasaron del peso y fueron a parar a la siguiente categoría. Quedábamos tres: un kiwi con mucho futuro (ya sus antecedentes metían miedo), un alemán que entrenaba en Auckland (ya nos conocíamos) y yo.


Terminado ese trámite, volvimos al hostel a desayunar. ¡Qué asco producía ver a los kiwis comer tostadas con huevo frito y panceta...! Yo, unas tostadas con queso untable y un café con leche. Eso iba a ser toda mi alimentación antes de luchar, el nudo en el estómago me anulaba todo deseo de comida.

Eran las 11 de la mañana cuando empezamos a entrar en calor. El hombro no molestaba demasiado, ya que las cintas que me había puesto Denise Gomes, la fisioterapeuta brasileña que me estaba tratando la subluxación de la articulación acromioclavicular grado dos, daban resultado. Empecé a practicar técnicas riesgosas y nada, todo perfecto. Dolía, sí, pero se soportaba.

Bevan Brooking, primer dan, me esperaba en el tatami con cinturón azul; yo, cinturón blanco.

Era hora de la verdad. Sabía que si quería cuidar el hombro no tenía que llevar la lucha hasta el final; era definirla en el primer minuto. Estaba complicado, el kiwi era muy fuerte, muy técnico en los agarres. Ninguno intentaba nada... empezamos a estudiarnos. La primera sanción no tardó en llegar. Shido
* de advertencia para ambos.

Segundo shido, también para los dos. Era hora de dejar el estudio de lado y empezar a aplicar técnicas, o bien hacer pesar la experiencia. Intenté lo primero pero, frustrado, me vi obligado a aplicar lo segundo.

Taoi otoshi

Seguía agitado cuando escuché la pronunciación más deforme que había experimentado de mi nombre hasta el momento. Era la hora de Mario Honicke, segundo dan.

Él, con blanco, yo, con azul. Ni bien lo tomé me di cuenta de que Mario no había entrenado demasiado para la ocasión. Sabía que, si aprovechaba el momento justo, podía definir la lucha rápidamente; era solo esperar el momento preciso, sin apuros. Tenía ventajas en los agarres y estaba dominando la lucha.

Tranquilo, cambiá rápidamente de derecha a izquierda, de izquierda a derecha”, me decía.

 

Mate*. El árbitro paró la lucha. Hashime*. Se reanudó. Lo mismo: tomé de derecha y cambié rápidamente a izquierda... ese era el momento: ataqué con seoi nage, mi técnica predilecta, la resistió y se tiró para atrás, me di vuelta y… “¡Kiai*!”… grité. Ippon*. Mmm... me parece que no fue nada. El árbitro me acababa de dar la lucha y ninguno de los dos consultores decía nada. El banco técnico del alemán, tampoco.

Final del torneo para mí, campeón del Palmerston North Judo Association 2009 Open Invitation Championships. Hombro, intacto.

 

En dos semanas llegaría Auckland, una parada difícil, pero  para eso faltaba. Ahora era tiempo de disfrutar.

 Seoi nage

Glosario

*Tatami: Colchoneta en donde se realizan las luchas.

*Shido: Penalidad leve.

*Mate: Alto. Orden para detener la lucha.

*Hashime: Empezar. Retomar la pelea.

*Yuko: Es marcado cuando un competidor proyecta a su adversario y éste cae de medio lado sobre el tatami o cuando un competidor inmoviliza (osae komi) a su adversario por un tiempo entre 10 y14 segundos.Tiene menos valor que el Waza ari y por lo tanto, apenas supone un reconocimiento de los movimientos llevados a cabo con la práctica suficiente. 

*Kiai: es un término usado para designar la exteriorización de energía corporal. Partiendo del presupuesto de que los grandes felinos usan “gritos” de guerra en su favor antes de trabar una batalla. Kiai es la intención de la contracción muscular en el instante final del golpe con el propósito de darle más fuerza.

*Ippon: Representa una asignación de 10 puntos que se le entrega a quién haya realizado las técnicas correctamente. Es lo más adecuado para calificar aquellas maniobras que llegan a la perfección que se requiere dentro del Judo. 

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