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La Revista Cultural La Palestra Noticias es un espacio de encuentro para compartir el amor por el Arte, por el Deporte, por la Literatura, por la Salud, por los conocimientos de Astrología, por el Medio ambiente y su cuidado, por la cultura de cada Sociedad y su gente; por los viajes, la oportunidad de descubrirnos diferentes y semejantes.   

14 de junio de 2017

Darlo todo en una oración

 

Cuestionario La Palestra

En la editorial quisimos jugar un juego e inventamos un cuestionario que desafiara el poder de síntesis. Para ello elegimos seis preguntas que invitan a una profunda reflexión y que deben responderse en una sola oración.      

 

Nuestro primer participante es Marcelo Carnero, quien se sumó enseguida y además nos regaló un fragmento de su próxima novela La edad del agua.

1. ¿Cómo describirías al Destino?

Es una casa que hay que construir y embellecer siempre para quizás no habitar nunca.

 

2. ¿Cuál es la perdición de la humanidad?

La distorsión histórica del deseo.

 

3. ¿Quién es Dios? 

Podría ser el lector total.

 

4. ¿Qué es escribir para vos?

Usar la máscara con la que mejor respiro.

 

5. ¿Qué es el Arte en tu vida?

La única forma de hacer pie en el mundo.

Sobre Marcelo Carnero

 

Nació en Buenos Aires en 1978.

 

Se formó en escritura creativa con Selva Almada y Julián López. 

Tiene editados los libros de poesía:

Tratado de cuerpo (Ediciones La Carta de Oliver, 2008),

Sentido de la oración (Editorial Abeja Reina, 2010),

Pequeño territorio de lo cierto (Curandera, 2011)

y la novela La boca seca (Mardulce, 2014).

 

Desde 2013 codirige Enjambre- Pequeño Centro de Investigación sobre Escritura. Y dicta talleres de escritura creativa en Buenos Aires, Argentina.

escritor Marcelo Carnero

La edad del agua (Fragmento)

 

Muchas noches esperé con el rifle en una mano, sosteniéndome de él como de una muleta. Encantado con plegarias, como si las palabras fueran gusanos extirpados a mí mismo y me las metiera en la boca, buscando dividirlas, destruirles el cuerpo, como si a dentelladas pudiera arrancarles el corazón oscuro. 

Y mientras me tragaba esas palabras, mientras me apuntaba con el rifle a la garganta, pensaba que todo habría sido más fácil, si alguna vez hubiera tenido el valor de sostener el pulso, el valor de deslizar sin gracia el dedo para que el mundo deje de ser un par de recuerdos rotos. 

En esos momentos nadie sabe qué gestos van a quedarnos, como si de repente, un rayo de luz involuntario quemara las cosas en la piel de la memoria, grabándolas. Y nosotros habitáramos ese mundo, esa construcción difusa, con el temor del que anda a tientas: huérfanos, buscando sin saber en los objetos, en los signos que dejamos en el camino, las luces que un día nos van a devolver a casa

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