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La Revista Cultural La Palestra Noticias es un espacio de encuentro para compartir el amor por el Arte, por el Deporte, por la Literatura, por la Salud, por los conocimientos de Astrología, por el Medio ambiente y su cuidado, por la cultura de cada Sociedad y su gente; por los viajes, la oportunidad de descubrirnos diferentes y semejantes.   

Ya que la combinación de los signos de Leo y Cáncer constituye la esencia del Ser Humano Emocional en general, aquello de lo que hablemos sobre estas dos lunas resulta generalizado y aplicable a todos los signos en sus mecanismos de interrelación. Lo que define al ser humano en su diferenciación son sus vínculos, y estas lunas nos hablan de ellos en particular: de su aspecto más profundo en lo ancestral, emocional y límbico. No importa cuál sea tu signo solar o lunar, estas proyecciones te afectan e identifican.

 

La Luna es dueña y señora de Cáncer. Ello quiere decir que en este signo tiene su máxima calidad de proyección de la energía maternal y protectora. Quizás podamos sentir en primera instancia que ello es muy positivo, pero de alguna manera constituye un verdadero peligro. Los vínculos armados sobre la energía de esta Luna nos muestran dos personajes muy marcados: un Protector auto-sacrificado que carga sobre sus espaldas su propio Karma y el del otro, que entrega su esfuerzo y su «amor» de manera «incondicional» postergando incluso sus propios intereses por el del otro, tal como lo haría una madre (sin importar cuál sea el rol que verdaderamente juegue). Y, por el otro lado, se encuentra el Protegido: un personaje cómodo, víctima profesional que depende absolutamente del anterior y que con el transcurso del tiempo y la relación se va debilitando pues no desarrolla su potencial vibratorio. No lo necesita en absoluto. El problema aparece cuando uno de los dos necesita cortar la relación. Allí aparecerán los intereses del Protector y su no tan auténtica incondicionalidad, y la dificultad del Protegido para afrontar el mundo real sin el respaldo, es decir, de hacerse cargo de su madurez, independientemente de la edad que tenga.

 

Esta Luna llena nos da la oportunidad de analizar en qué aspecto de nuestras vidas nos hallamos involucrados en un vínculo de esta naturaleza, desde una u otra posición, total o parcialmente. Nos brindará la objetividad para «ver» auténticamente la situación y generar la estrategia y los pasos para salir con un mínimo de daño para ambas partes.

piel con piel

Por otra parte esta Luna nos habla de nuestros mecanismos defensivos, de la manera en que reaccionamos frente a lo que sentimos como agresión del medio y las «corazas» y «armaduras» que desarrollamos para protegernos y amurallarnos. Nos habla de esas defensas que, en primera instancia, son absolutamente necesarias y automáticas, pero que con el tiempo se convierten en aquello que nos separa de los demás y nos encierra en un lugar tan inexpugnable como frío y solitario. Las murallas que levantamos pueden tener mil maneras posibles: agresión al otro, retraimiento en uno mismo, aspecto amenazador, estrategias de manipulación, atemorización del otro, chantaje emocional, engaños, simulaciones  y mentiras, por nombrar sólo las más comunes. Y tienen un diferente grado de efectividad en su uso. Pero con el correr del tiempo se convierten en la cárcel personal en la que habitamos, solitarios y aislados.

 

Esta Luna Llena en Cáncer, al conectarnos con nuestros miedos más profundos desde una conciencia iluminadora, puede ayudarnos a identificar aquellos monstruos fantasmagóricos de los cuales nos protegemos, y a disponernos a abrir puertas, establecer puentes y volver a comunicarnos amorosa y abiertamente con el otro.

Nos sentiremos expuestos en primera instancia, sí. Y ello puede llevarnos al temor y la incertidumbre, sin duda. Pero también nos brindará la oportunidad de un abrazo piel a piel, lo cual siempre es mucho mejor que esos remedos de abrazos en los que sólo unimos una armadura metálica a la otra. Creo que es para considerarlo, ¿no?

*Para hacer consultas personalizadas te podes comunicar con Marcelo Cippitelli a su dirección de mail marcelocippitelli@gmail.com o a su celular (011) 15 5376-5823.        

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