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1 de junio de 2016

Laurent Gaveau: «Con lo digital damos más ganas de ir al museo»

Google sale a la conquista del mundo cultural con nueva tecnología, que permite tener todo el arte al alcance de un click.

PARIS.- En unas antiguas caballerizas reconvertidas en un laboratorio de Google, cerca de la estación Saint-Lazare, una ingeniera con el cubo mágico de Rubik dibujado en la remera presenta la art camera, un gadget que permite digitalizar obras de arte en poco tiempo. "Nada reemplaza el encuentro con una obra en un museo", dice al finalizar la presentación de la herramienta Laurent Gaveau, director del laboratorio del Instituto Cultural de Google. "Pero cuando no podemos viajar, lo digital propone emociones complementarias que tienen su valor."

 

Graduado en Ciencias Políticas y licenciado en Musicología en la Sorbona, estuvo a cargo de la comunicación de Versalles antes de tomar, en 2013, las riendas del "Lab", donde se crean nuevas maneras de acceder al arte.

 

La cámara, un cubo negro del tamaño de dos cajas de zapatos, sacará, en una hora, 1217 fotos de la pintura que tiene enfrente. Su altísima resolución en gigapíxeles permitirá luego ver, desde cualquier computadora, detalles de ese lienzo fotografiado que son invisibles al ojo humano.

La art camera es un nuevo paso para el Instituto Cultural de Google, una plataforma online creada hace cinco años por el motor de búsqueda y que hoy ya reúne más de seis millones de contenidos (obras, objetos de arte, visitas virtuales y archivos) de 1000 instituciones culturales que conservan los derechos de imagen sobre las capturas digitales.

 

Sin moverse del sillón, se puede ver en detalle la cúpula de la Ópera de París pintada por Marc Chagall, visitar las colecciones del museo del Hermitage en San Petersburgo, viajar hasta Nueva York y ver las obras del Whitney, comparar los distintos bocetos del Dormitorio en Arlés  de Van Gogh, o pasear por las paredes con grafitis de Buenos Aires.

 

"Es un proyecto sin fines de lucro. Cada socio elige la cantidad de obras que quiere exponer. Y tenemos unas 15 cámaras que dan vueltas por el mundo para capturar y digitalizar los contenidos. Hasta ahora llegamos a responder a la demanda de todas las instituciones que quieren participar", explica en diálogo con LA NACION Gaveau, al borde de los 40 años y cuyo currículum incluye un paso por la Ópera de París, el Centro Pompidou y Universal Music.

Con más de 50 millones de visitas por año, a esta especie de museo más grande del mundo reunido en un mismo lugar, la pantalla, se accede sólo con algunos clics desde Mongolia hasta la Patagonia. Frente a las reticencias de algunos establecimientos culturales, Gaveau asegura que esta revolución digital es un círculo virtuoso del que se benefician los museos.

 

¿Cuál es el objetivo de este Instituto Cultural de Google?

 

Desde su creación, la misión fue ayudar al mundo cultural, a los museos y a los archivos para que encontraran nuevas maneras de presentar sus colecciones, y así llegar a nuevos usuarios y audiencias en Internet.

¿Se convierten a su vez en curadores?

 

No. Somos una empresa tecnológica, de innovación. No somos expertos en historia del arte ni en historia. Nuestro métier es crear herramientas, ponerlas a disposición de los expertos y que ellos las usen para decidir qué tipo de colección quieren compartir, qué tipo de historia quieren contar o cuál exposición virtual quieren destacar. No estamos implicados en la selección, aunque podemos hacer recomendaciones, por ejemplo cómo contar mejor una historia en línea teniendo en cuenta cómo interactúan los usuarios.

 

¿Diría que la plataforma se convierte en un archivo gigante o en un gran museo digital?

 

Diría que somos una caja de herramientas tecnológicas para los museos, con la que pueden digitalizar sus obras, crear el storytelling, presentar sus colecciones con la posibilidad para el usuario de comparar las obras y organizar visitas virtuales. Los museos asociados usan esta caja en función de sus necesidades.

 

Pero lo que se está creando es un archivo cultural mundial.

 

Se convierte en un espacio con muchas colecciones disponibles y es único a nivel mundial. Podemos viajar por el mundo entero, de colección en colección, de museo en museo, y siempre desde el mismo lugar.

 

¿Ya no hay necesidad de ir al museo?

 

Es a la inversa. El objetivo es dar ganas de ir al museo. Yo vengo del mundo de los museos y creo que lo que se genera es un círculo virtuoso: cuanto más damos para ver y mayor conocimiento y saber compartimos, más ganas nos dan de ir al museo y descubrir la obra por sí misma. Nada reemplaza el encuentro con una obra.

Untitled, (menino e cataventos) 1964

Emanoel Araujo

Justamente, se suele hablar de la emoción que provoca una obra de arte. ¿Dónde quedan esos sentimientos cuando se está frente a una pantalla?

 

No es el mismo tipo de emoción. Pero muchas veces no podemos viajar, y lo digital propone ciertas emociones complementarias que tienen un valor. Hacer zoom sobre una imagen permite descubrir los detalles de una obra, y ese viaje personal dentro de la obra, esa inmersión en la realidad virtual, crea una empatía con ese universo. Pasa lo mismo con la posibilidad para los usuarios de crear sus galerías de imágenes, interactuar con el contenido y hacerse preguntas en una dimensión activa. Todo ello no reemplaza la visita real, pero son herramientas digitales que la completan.

 

En este país con tradiciones culturales muy ancladas y con espíritus a veces reticentes frente a las transformaciones digitales, ¿se enfrentó a resistencias?

 

Sí, por supuesto. En estos últimos cinco años la manera de encarar el paisaje digital por parte de las instituciones culturales cambió mucho. Hace cinco años nos decían que si poníamos contenidos en línea la gente no vendría más al museo. Se pensaba que era un perjuicio para la visita real y que la experiencia no era interesante, porque lo mejor era hacer el viaje e ir a visitar el museo. Todas éstas son declaraciones que ya no escuchamos porque se expandió la idea de que esto es un círculo virtuoso del que se benefician los museos.

Inseparably Entwined

 

¿Pero entiende que pueda existir una sensación de vértigo?

 

Las preguntas que escucho hoy por parte de los museos son legítimas. Son las mismas que yo me hacía hace cinco años, cuando trabajaba en el Château de Versailles. No hay que tener miedo de Internet. Compartir colecciones aumenta las ganas de saber y conocer. A los museos que hoy son reticentes les diría: discutamos sobre vuestras reticencias y probablemente tendremos argumentos para que abracen esta revolución digital, que es importante para todos aquellos que se interesan en el arte y la cultura.

 

Y después del arte, ¿la arquitectura y la música?

 

Claramente esto es sólo el comienzo. Las posibilidades son infinitas. Hay usuarios con ganas enormes de descubrir e instituciones culturales con ganas de nuevas soluciones.

 

¿Hasta la Luna?


No estamos en una lógica de hacer cada vez más, sino de encontrar la buena tecnología para el buen tipo de contenido cultural. Si mañana elegimos trabajar más con la arquitectura, la idea no será cubrir todo, sino trabajar con expertos que nos ayuden a encontrar la buena tecnología para que después otros la utilicen. Es sólo el principio.

Fuente: Nathalie Kantt. Laurent Gaveau: "Con lo digital damos más ganas de ir al museo". La Nación (en línea). 30 de mayo de 2016, n° . [Fecha de consulta: 31 de mayo de 2016] Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1903751-laurent-gaveau-con-lo-digital-damos-mas-ganas-de-ir-al-museo

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