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5 de junio de 2017
Géminis, pasión por descubrir
Por Marcelo Cippitelli, Astrólogo Kármico y Psicólogo Social*
Cada signo zodiacal está caracterizado por una cualidad que, a fuerza de ser exagerada o por pervertirse su uso, se convierte en un defecto. En Géminis aparece la Curiosidad, el ansia de aprendizaje que podemos ver en un niño y que lo llevará al descubrimiento de su entorno y de su mundo, del mundo.
Cuando somos niños tenemos que descubrir todo, cada parte de eso que los adultos manejan con soltura, eso que para los otros es absolutamente lógico y para nosotros novedoso, “curioso”. Esa curiosidad nos resulta simpática en el pequeño que explora los objetos con ansia, con hambre de conocimiento, con pasión por apropiarse de la realidad. Casi podemos envidiar ese momento en que todo es nuevo. Y lo que ya no es nuevo, deja de ser interesante.
Y de eso, precisamente es que trata el Karma de este signo: de la enorme distancia instantánea entre la fascinación de lo que debe ser descubierto y la pérdida de interés en lo que ya ha sido explorado y toma las características de obsoleto.
Géminis necesita habitar en ese instante sublime en el que la Curiosidad (su amante exigente, caprichosa e insaciable) le ordena explorar, preguntar, hurgar… Y el debe obedecer sumisamente, so pena de ser castigado con el agobio y el aburrimiento. Y cuando acude sonriente y saltarín a los brazos de su amante con el encargo cumplido de la información obtenida, descubre que a ésta le empezaron a interesar otra media docena de cosas distintas, y tiene nuevos encargos. Pero, lejos de molestarse, toma el novel desafío y trata de cumplirlo. Total, no se agota. ¿Por qué? Porque son dos, dos gemelos, para cumplir el encargo renovado eternamente.
Y así, remozando una y otra vez el compromiso, es que deviene la vida del Geminiano en un constante satisfacer los caprichos de la Curiosidad.
Esto, que de alguna manera podría resultar hasta productivo en algunas pocas áreas, por lo menos en la etapa inicial, se manifiesta en todos los órdenes de la vida Geminiana: intelectual, social, afectiva, espiritual, pareja, comercial… Y en muchos de esos ámbitos termina causando no pocos conflictos o llevando al enojo a los que tienen que compartir su mundo con los Gemelos. Aunque el enojo dura poco. ¿Quién puede enojarse mucho tiempo con un niño?
El otro punto neurálgico del mundo interno de este signo se refiere a la convivencia casi incestuosa de una conciencia fuertemente espiritual e inmortal con una netamente intelectual y finita. ¿Cómo ve la vida un ser inmortal? ¿Cuán diferente es de la visión limitada de un simple mortal? ¿Y ambas formas de ver la vida y el paso del tiempo podrían convivir en una sola persona? Todos esos interrogantes y muchos más nos tenemos que hacer al entrar en el complejo mundo de Géminis.
Por momentos, cuando el Gemelo Mortal toma el mando de la conciencia asoma una faceta negativa, oscura, nihilista, casi se podría decir que con un eminente pesimismo, que tiñe el pensamiento de forma subjetiva. Pero al instante, cuando el control pasa a manos del sujeto interior que mira la inmensidad del Universo desde su inmortalidad asumida, entonces la luz aparece y todos los conflictos se empequeñecen hasta desaparecer en un optimismo que puede pecar de ingenuo. Todo lo cual durará un período de tiempo limitado en una sucesión inagotable de ciclos alternados y superpuestos de visiones mortales e inmortales.
Cuando Géminis aprende a manejar estos estados para conseguir un espacio intermedio entre unos y otros, un refugio sagrado a media agua en donde pueda habitar su Conciencia, entonces aprende a brillar de forma suprema y alcanza los límites del genio y la creación.
Si no lo consigue, se desgasta pobremente en la alternancia. Todo depende de la voluntad que ponga en el esfuerzo por lograrlo.
*Para hacer consultas personalizadas te podes comunicar con Marcelo Cippitelli a su dirección de mail marcelocippitelli@gmail.com o a su celular (011) 15 5376-5823.