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La Revista Cultural La Palestra Noticias es un espacio de encuentro para compartir el amor por el Arte, por el Deporte, por la Literatura, por la Salud, por los conocimientos de Astrología, por el Medio ambiente y su cuidado, por la cultura de cada Sociedad y su gente; por los viajes, la oportunidad de descubrirnos diferentes y semejantes.   

JUNIO 2016

Elefantes, divinidades vivas.

 

 

Por Emilia Callicore

Nací, crecí y me educaron en una religión donde lo sagrado se materializó en estatuillas vestidas con ropa de muñecas; en cruces colgadas sobre paredes desnudas; en imágenes estáticas e inanimadas. En cambio, en la India, lo sagrado respira y se mueve. De todos los animales sagrados del panteón hinduista, el elefante es mi preferido.

Airavata, el antecesor de los elefantes, fue creado por Brahma que mientras cantaba los himnos sagrados, unió las dos mitades de la cascara del huevo del cual había nacido Garuda (rey de los pájaros y montura de Vishnu). Airavata tenía tres cabezas y seis colmillos, y su nombre significa: "el que forma las nubes”. Según esta creencia, es capaz de producir las nubes, ya que con sus largas y potentes trompas era capaz de llegar hasta el inframundo acuoso, allí absorbe toda el agua de la tierra, y luego la pulveriza, creando la lluvia. 


El elefante siempre tuvo un efecto hipnótico en mí. Visitar el zoológico de Buenos Aires y no alcanzar a verlo era un sinsentido. Por sobre todo, me deslumbraba su desbordante tamaño y la parsimonia de sus movimientos como si cada uno fuera parte de un antiguo ritual. Mi momento preferido era verlo resoplar la tierra o el agua, aspirar un poco, y echársela sobre el lomo. No me resulta difícil imaginármelo creando la lluvia.

Volviendo a la India, el saber popular cuenta que Airavata y su descendencia tenían alas. Una tarde, algunos de estos seres alados, como infantes traviesos y molestos, volaron hasta un árbol bajo el cual estaba enseñando un maestro. Algunas voces cuentan que se sentaron sobre las ramas del árbol a escucharlo y éstas (lógicamente) se rompieron, aplastaron y mataron a los discípulos. El maestro, acongojado y enojado pidió que se les quitaran las alas como castigo.

 

Otras voces no dicen nada de los discípulos y el maestro. Cuentan que era un asceta quién estaba debajo del árbol y que los elefantes alados revolotearon tanto a su alrededor que se irritó e imploró a los dioses que fueran castigados. Entonces, Shiva apareció y les quitó sus alas.


Desde entonces los elefantes caminan la tierra.

Los elefantes son símbolo de poder, sabiduría, felicidad y buena suerte.

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