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24 de mayo de 2017
Danzar la vida
Por Ati Irazusta
Compartir la mesa con más de quince personas y que a TODOS les parezca bien todo: la comida, el precio, el que se te sienta al lado, lo que tenés para contar, lo que le comentás, la foto que proponés sacar, la idea descabellada que se le ocurre a uno o el quincuagésimo brindis o aplauso que pide el otro... no es que te moriste y llegaste al paraíso… ¿Sabés qué es? Es una cena con tus compañeros de Biodanza.
Biodanza es un sistema de integración humana, renovación orgánica, reeducación afectiva y reaprendizaje de las funciones originarias de vida. Su metodología consiste en inducir vivencias integradoras por medio de la música, del canto, del movimiento y de situaciones de encuentro en grupo.
Fue creada por Rolando Toro Araneda (1924-2010), Psicólogo, Antropólogo, Educador y Artista de nacionalidad chilena que, en el 2001 fue nominado para postular al Premio Nobel de la Paz. Así la describe él:
Biodanza propone ejercicios inducidos por la música que permiten el desarrollo de potenciales a través de canales, que son las líneas de vivencia desarrolladas en una clase semanal, llamada vivencia.
Todos los lunes a las seis y media de la tarde, nos encontramos a danzar la vida. Hacemos una ronda, expresamos cómo nos sentimos, nos escuchamos y comienza la sesión. No hay que saber bailar, simplemente llegar a clase con ropa cómoda y entrar en la vivencia. Rolando Toro, lo describiría como “la poética del encuentro”.
Una sesión de Biodanza es una invitación a participar en la danza cósmica. Esta afirmación tal vez resulte sorprendente dentro del melancólico panorama socio-político de nuestro tiempo. En un mundo como el nuestro, de hambre, genocidio, tortura, delación y abandono infinito ¿cómo es posible ponerse a bailar? A primera vista parece una inconsecuencia. Sin embargo, mi propuesta no consiste sólo en danzar, sino en activar, mediante ciertas danzas, potenciales afectivos y de comunicación que nos conecten con nosotros mismos, con el semejante y con la naturaleza. Más ¿cómo podríamos cambiar el mundo sin cambiar nosotros mismos?
Rolando Toro Araneda.
Las clases son guiadas y orientadas por el facilitador de Biodanza, quien diseña cada clase a partir de las cinco líneas de vivencia que se buscan desarrollar: afectividad, creatividad, vitalidad, sexualidad y trascendencia. Clase a clase, acompañadas de ciertas músicas, estas líneas se van entrelazando y fortaleciendo en cada uno de los biodanzantes; a través de las rondas, caminares, danzas, abrazos y encuentros vivenciales, en el ambiente enriquecido que es la clase.
Biodanza significa "danzar la vida". Danzar y activar, mediante ciertas danzas, potenciales afectivos y de comunicación que nos conecten con nosotros mismos, con los otros y con la naturaleza.
Danzamos la vida con otros. Danzamos para ser protagonistas de nuestra existencia. Danzamos para recuperar nuestra esencia, nuestra libertad y la dignidad de ser nosotros mismos, libres de coreografías o argumentos escritos por otros.
Biodanza ejerce un efecto reparador capaz de reforzar la identidad de las personas y estimular el goce de vivir. Facilita la expresión de los sentimientos y de las emociones, mejora la comunicación y estimula la libertad creativa, fortalece la identidad favoreciendo un crecimiento personal a partir de la liberación de potenciales humanos adormecidos (principalmente el creativo y afectivo) utilizando como mediador el Sistema Biodanza.
El mejor de los regalos de la Biodanza son tus compañeros. Amigos que dicen sí a que vos seas feliz, amigos que apuestan a que todos seamos protagonistas, amigos que te animan a tomar las decisiones que sentís, son amigos de todas las edades, amigos que te abrazan, sonríen, te aceptan y te hacen la gamba en lo que necesitas.
El proceso de Biodanza, a partir de las sesiones semanales, busca que cada biodanzante pueda ir repensando cómo vive, resonando con quiénes se rodea, reflexionando sobre qué quiere trabajar, y volviendo a sentir qué desea con el corazón; con el único objetivo de ser más felices.
Los compañeros de Biodanza nutren tu ser con amor y cariño en gestos y palabras. Pero sobre todo, hacen de puente para que naturalmente seas un mejor amigo, un mejor hermano, un mejor hijo, una mejor pareja, una mejor compañera de trabajo, una mejor persona. Una persona íntegra, con una conciencia de sí más ampliada, más libre, más centrada en la vida, en lo que sí, en lo que puedo.
Los amigos de Biodanza son aquellos que acompañan tu proceso para que tu vida de hoy sea tu paraíso.
Más información en International Biocentric Foundation
