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La Revista Cultural La Palestra Noticias es un espacio de encuentro para compartir el amor por el Arte, por el Deporte, por la Literatura, por la Salud, por los conocimientos de Astrología, por el Medio ambiente y su cuidado, por la cultura de cada Sociedad y su gente; por los viajes, la oportunidad de descubrirnos diferentes y semejantes.   

 10 de febrero de 2020

«Danza aérea es conectarse con el superhéreo interior»

 

Entrevista a  Nazarena Mon y Martín Terrile 

Por Carolina Alemán

Martín y Nazarena Mon me reciben en su casa con unos ricos mates mientras cae la tarde. La charla fluye entre medio de recuerdos, imágenes, proyectos y juegos infantiles. Compartir con ellos un par de horas es reconfortante. Son sencillos, divertidos y bromean entre sí todo el tiempo. Fausti y Anto, sus pequeñas hijas, prepararon una mesa chiquita en su dormitorio-restaurante con tres menús e infinitos bocados imaginarios.

 

La charla rondó en torno a cómo fue el proceso de desarmar sus vidas ya resueltas en otras ciudades para seguir un proyecto compartido en San Martín de los Andes, en esta disciplina que comenzó como cable a tierra y se convirtió en modo de vida.

 

Hace siete años se lanzaron a volar en San Martín de los Andes, sostenidos por un arnés y el balance les dio positivo.

Precalentamiento, abdominales, destreza, aprender coreografías y acrobacias… superar los miedos, el vértigo y terminar con ejercicios de elongación. Esto es apenas un pantallazo de lo que es danza aérea… 

 

Carolina Alemán: ¿Cómo se encontraron con esta disciplina?

Nazarena Mon: Yo estaba estudiando en el Teatro San Martín (Buenos Aires) y en la muestra del último año vino una coreógrafa que se dedicaba a danza área y nos eligió a algunas para una audición. Ella tenía una compañía de danza donde se bailaba con arneses. Y ahí fui sin tener ni idea adónde iba, porque no tenía ni idea que se podía bailar con arneses; y quedé. Fue en el `99.

 

CA: ¿Pero vos habías estudiado danza clásica?

NM: Estudié danza clásica en Cipolletti (Río Negro) desde los cuatro años. Y después en el Teatro San Martín en Buenos Aires, que fue un perfeccionamiento en danza contemporánea.

 

CA: Y vos, Martín, ¿cómo llegaste?

Martin Terrile: Yo, en el 2009 me volví de Buenos Aires a Cipolletti siendo contador. Y la primera reunión que tuve como contador fue con Horacio Olano, dueño de Elevé y mi cliente. Eso fue un martes, me dijo: «Venite mañana miércoles a probar danza aérea».

 

CA: ¿Y cuál fue tu impresión de colgarte …?

MT: Y lo que me gustó fue que podés correr por la pared, podes hacer mortales, medialunas, saltar… Desafiar la gravedad. Yo no estaba acostumbrado a hacer esas cosas. Además, se armó un grupo copado de gente y por eso continué.

NM: Eso es lo que produce danza aérea, no sé por qué razón, pero la gente se siente cómoda en la actividad y se terminan haciendo amigos. Es como un encuentro social, más allá de la actividad física y artística. Se hacen amigos, salen, comparten otras cosas. Me pasó todos los años.

MT: A mí lo que me pasó fue que me encontré de pronto haciendo mortales (yo que nunca había hecho gimnasia artística ni nada relacionado). En mi vida había tirado una mortal en el piso. Te da nuevas experiencias.

 

CA: Sentís como que volas un poco, ¿es así?

MT: Sí, tal cual. Además, como había otros varones, corríamos y tratábamos de llegar de techo a techo con el péndulo (que es difícil): tomás velocidad y después de la corrida saltás y por la fuerza del péndulo ¡volas! (se queda pensando). Sí…, es una sensación distinta.

 

CA: ¿Cómo estaría catalogado «Danza aérea»? ¿Cómo un deporte...?

NM: No lo podés llamar deporte porque para ser catalogado así tiene que cumplir ciertas normativas. Yo creo que es una actividad física y recreativa. Medio todo: porque es física, recreativa y artística también.

MT: Por ejemplo, lo hemos llevado al teatro con arnés. En el primer cuatrimestre del 2019 hicimos un taller de improvisación donde se dio una temática general de la que surgieron distintas coreografías que no tenían nada que ver una con la otra (algunas alumnas hicieron una coreografía tomada de la película Matrix, otras de tango).

NM: El arnés, como elemento, te permite llevarlo adonde quieras: para lo acrobático, para el entrenamiento físico o para lo artístico o para las tres al mismo tiempo. Se puede ir para donde uno quiere que vaya

MT: Lo lindo es eso: que no es monótono. 

 

CA: Lo que vemos es que quienes participan tienen diferentes edades… ¿creen ustedes que no hay límite de edad para probarlo?

NM: No sólo lo pensamos, sino que lo vivenciamos. Porque, así como tenemos las clases para los niños desde los siete años, tenemos alumnas de cincuenta y cinco años que se cuelgan y logran hacer todo lo que le proponemos.

 

CA: Seguro son las que más se entusiasman…

NM: Sí (se ríe). No sé por qué razón acá se dio que atraemos un público adulto, de treinta y cinco para arriba. Por ahí, en mi escuela de Buenos Aires, era un poco más baja la edad de mis alumnos: entre veinte y treinta años. Acá fue al revés. Logran todo lo que proponemos: en más tiempo o menos tiempo, más delicado, menos delicado, con más técnica o menos técnica, pero todos logran hacer las coreografías. Así que claramente es para todas las edades.

 

CA: ¿Qué piensan ustedes: que quienes vienen lo hacen para acercarse a un deporte, para mejorar su físico y después encuentran otra cosa?

NM: Creo que casi todos vienen porque se aburren en el gimnasio o porque no tienen motivación o la voluntad para realizar alguna actividad física. Vienen, principalmente, para moverse, para realizar una actividad física y después se dan cuenta que no es solo eso. 

Sobre todas las cosas, lo que yo más incentivo, es que es un trabajo grupal. Porque uno, para poder hacer danza aérea tiene que tener mucha conexión con sus compañeros. Por el riesgo de golpearse, de chocarse. Esto es algo en el que insistimos mucho: tenés que estar dispuesto a trabajar en equipo. El entrenamiento mismo es un trabajo en equipo.

 

CA: Capaz que es por eso, como contabas, que se genera esa amistad, esa buena onda en el grupo…

NM: Sí. Tenemos alumnas que vienen desde hace siete años, cinco, cuatro: ¡que es un montón! En eso te das cuenta que se puede sostener, porque, justamente, esta actividad puede ir para distintos lados. Puede ser más recreativa, más física, más artística…

 

CA:  Y porque ustedes le deben poner mucha onda también. En serio, no se rían, es súper importante, los dos se complementan.

NM y MT: Seguramente a la gente le gusta cómo damos clases porque si no, por más bueno o malo que seas, si no hay feeling…

 

CA: ¿Qué técnicas usan en danza aérea?

NM: Hemos mezclado todas las técnicas. Hoy en día hemos probado de todo. Igual, queda mucho por hacer. Existen muchas posibilidades de juego. Yo no soy de la idea de buscar el efecto, de quedarse en lo superficial ni estar cambiando por cambiar. No soy de las que se aburren. Ahí está la creatividad: en que la gente siga viniendo a las clases porque uno es creativo en el mismo elemento. Yo creo que lo logramos: somos creativos con los elementos que tenemos y con el aporte de la música, las luces. 

Una parte fundamental que hace que desarrollemos la creatividad es que «los profes» nos juntamos a entrenar, a probar coreografías, a seguir probando formas.

El contenido, la creatividad y la motivación se logra porque nosotros seguimos estando motivados con colgarnos, con seguir buscando movimientos nuevos, con seguir buscando música nueva. Esa parte es la que hace al contenido.

Desde que llegaron hicieron muestras en todos los lugares donde trabajaron, y mientras construían su galpón, armaron muestras al aire libre como, por ejemplo, la performance que hicieron en «Espacio trama». Hicieron el primer taller de composición, bailaron en las muestras del CEF en dos oportunidades. En el 2019 armaron una muestra de fin de año de «El Revuelo» en el gimnasio de la escuela 352 de la Vega Maipú. 

 

Les preguntamos sobre los hombres y, sorprendentemente, casi no se anotan hombres adultos por un prejuicio sobre la actividad. Totalmente erróneo. En Buenos Aires y en Cipolletti, los hombres entrenan a la par de las mujeres. En un momento pensaron en quitar la palabra «danza» y reemplazarla por acrobacia aérea… Pero no lo hicieron porque, realmente, es un prejuicio tonto. Esta actividad te permite entrenar todo el cuerpo, despejarte, trabajar la coordinación, jugar y sacarte todo el estrés y, como ya comentamos, hacer grandes amigos.

 

Los elementos con los que trabajan son: el arnés que se usa para adelante y se usa para atrás, se toma por delante, por detrás y de costado. Las cuerdas de la pared que se cuelgan a diferentes alturas (media, baja y alta). Hay cuerdas del piso que te levantan. Las bundees; las perchas, que se pueden enganchar dos personas, y las poleas que te permiten el contrapeso.

 

Un poco sobre Martín Terrile

 

CA: Martín, ¿por qué decidiste dejar tu carrera como contador para dedicarte a la danza aérea?

MT: ¡Chan! Ja, ja, ja. En realidad, sigo siendo contador, pero pasa que trato de no dedicarme más. Dejé porque me pasaba encerrado en la oficina muchas horas, recibiendo a la gente con los problemas… El mismo país que te cambia las normativas, la legislación… toda esa sumatoria de cosas me hizo pensar que se podía vivir de otra manera mejor, en un ambiente más lindo, disfrutar más de la vida, resignando un poco lo económico quizás, pero ganando más tiempo libre. [Fue por eso] que busqué alternativas y aproveché las oportunidades que se me presentaron.

 

CA: ¿Y el balance es positivo?

MT: ¡Sí! Totalmente. No volvería atrás jamás. Me fui de Cipolletti y al poco tiempo falleció mi papá. Si no me hubiese ido, hoy estaría a cargo de su estudio contable. Tendría que haberme quedado trabajando ahí.

Nunca volver para atrás. Las decisiones son siempre hacia adelante. Bueno son ciclos. Al principio, cuando vinimos para acá, no te digo que fue duro, pero sí tuvimos que ajustar muchísimo las cosas y después nos fuimos acomodando.

 

 

Los comienzos de Nazarena Mon. Su paso por De la guarda y Fuerza Bruta

 

CA: Sobre «De la guarda» ¿podés compartir con La Palestra Noticias algún show que te voló la cabeza, alguna gira que fuera especial?

NM: La primera compañía en la que estuve, que fue la de Brenda Angiel, «Aerial Dance Company», fue re importante porque me conectó con el arnés. Yo no sabía que existía la posibilidad de bailar con un arnés, y encontré la posibilidad de que a mí me quedaba cómodo para bailar. El arnés me encontró o yo lo encontré a él. Y esa compañía fue muy importante porque yo entré muy chica, viajé un montón, sobre todo por Estados Unidos. 

Después vino «De la guarda». Te digo que todos los que pertenecimos a a esta compañía, hoy haríamos el show gratis. «De la Guarda» ha dejado performers en todas partes del mundo. Es como una gran familia. Tenemos amigos en Argentina, en Estados Unidos, de China, amigos de Australia… Lo que nos pasó es que a todos nos «cambió» (entre comillas), nos modificó mucho todo: la forma de ver el arte, de ver una obra, de pertenecer a una obra. Porque, sinceramente, era una obra perfecta. La pensaron, la diseñaron, la investigaron para que no solo la disfrutara quien la veía, sino que era perfecta para el que la hacía. Proponía que el público participara del show. Era muy «adrenalínica». Tenía partes muy sensibles y otras partes de mucha fuerza. Y yo pienso eso: todos los que pertenecimos a esa compañía no somos los mismos. Y creo que te lo pueden confirmar todos.

Siguió «Fuerza Bruta», que también fue una parte muy importante. Ya nos conocíamos con varios que veníamos de «De la Guarda». Fue como que la familia continuó en otra cosa. También fue un show que nos movilizó mucho a todos. Tenía mucha conexión con el agua. Pero no era tan aérea. En «De La guarda» tenías el arnés puesto durante todo el show, en «Fuerza bruta» había otras cosas para hacer, no era solo el arnés. Lo que nos dio fue la posibilidad de hacer otra cosa: mucha conexión con el público, bailar la murga; las mujeres, mucha conexión con el agua.

También trabajé con «Elevé» bastantes años, como cinco. A Horacio Olano, cuando volvió de España, lo acompañé a Cipolletti para buscar lugar donde construir su galpón. Participé en su primer show en el Edificio Cipolletti. Y di el primer seminario de danza aérea junto con otros tres compañeros de «De la Guarda».

Todo ha sido importante.

Después, cosas que te quedan, por ejemplo, los estrenos de «De la guarda» que, por lo general, siempre fueron movilizantes. Era un show que movilizaba mucho a la gente, al espectador. Es decir, el espectador se volvía loco, esa es la palabra: se volvía loco viendo el show. Cada uno de los estrenos, en todas las partes del mundo, estuvo buenísimo. 

Pero creo que todo ha sido fundamental. Si, la verdad que sí. Son las cosas que uno extraña: la parte de salir de gira, de hacer shows, de viajar, tu cabeza puesta en hacer bien el show. Es decir, no tenías otra preocupación. Esa vida ¿quién no la quiere tener toda la vida? 

 

 

 

Aunque ambos son de Cipolletti, los chicos se conocieron ya de grandes, cuando Naza visitaba a su amigo Horacio Olano, con quien Martín ya venía entrenado; el encuentro fue casual en un viaje organizado por ese celestino del arnés. Siete años después, Naza y Martín, construyeron su propio galpón: El Revuelo. Armaron una escuela de Danza Aérea en el barrio Villa Vega Maipú, en San Martín de los Andes. Formaron una familia, se hicieron de nuevos amigos y “enseñan a volar” a más de setenta alumnos.

Para contactarlos

Instagram @el.revuelo.sma

Facebook: El Revuelo

Wathsapp: +5492994063692

Dirección: Pablo Neruda 185 esquina Berta Koesller - Villa Vega Maipú (8370) San Martín de los Andes - Neuquén

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