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8 DE MARZO DE 2016
"Mi opinión, un aplauso que me hace doler las manos"
Por Emilia Callicore
Hoy es 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. ¿Por qué tener un día especial? Es una realidad concreta y dura que habiendo alcanzado el silgo XXI, la situación de las mujeres en gran parte del mundo sigue siendo de sumisión, de prohibiciones absurdas y de desvalorización como personas.
Fueron muchos y varios los personajes femeninos que con trabajo enfrentaron el obstáculo de la mente estrecha, tradicionalista y masculina que relegaba su presencia a los límites del hogar. El primer ejemplo que se me viene a la cabeza es Madame Curie. En 1903 recibió el Premio Nobel de Física, se convirtió en la primera mujer en recibirlo. Pero el dato oculto es que en un principio el Comité la había ignorado. No fue hasta que su marido, Pierre Curie, presentara sus quejas logrando que la incluyeran en el premio (Detrás de toda gran mujer, también hay un gran hombre).
La verdad es que la mujer nunca estuvo resignada a confinarse en la sombra de la sociedad, bajo una estructura impuesta. Por ejemplo, en 1890 en pleno auge de la bicicleta, el movimiento femenino volvió a enfrentarse con esa estructura social que pretendía domesticarlas. Así, la bicicleta se transformó en un símbolo de libertad, que permitía a la mujer trabajadora moverse entre los barrios, con independencia de su marido. Banal o no, el uso de este “nuevo artefacto” implicó un cambio en la moda de vestir. El incómodo corsé y las abultadas polleras dieron paso al controversial “pantalón pollera” -mucho más cómodo a la hora de pedalear-.
Hacia fines del siglo XIX, el uso de la bicicleta por parte de las mujeres era ridiculizado e incluso no recomendado por los médicos por cuestiones anatómicas, aludiendo a que podían causar daños físicos como esterilización y aborto, y que era inmoral porque podía estimularlas sexualmente.
Mme Curie trabajando en su laboratorio
Esta crítica inspiró a Susan Anthony (1820-1906), líder por los derechos civiles estadounidenses, quien dijo “Cada vez que veo una mujer manejando una bicicleta me alegro, porque es la imagen de la libertad”, y consideraba que “la bicicleta es el objeto que más ha contribuido a la emancipación de la mujer que otra cosa del mundo. Le da a la mujer la sensación de libertad y seguridad de sí misma”.
110 años después de Susan Anthony, la bicicleta sigue siendo símbolo de libertad e igualdad. Así lo manifiesta el equipo femenino de ciclismo afgano.
Fueron 118 diputados italianos quienes propusieron para el Premio Nobel de la Paz 2016, a este grupo de mujeres ciclistas por su lenta batalla en la búsqueda de la libertad de las mujeres. Ermet Realacci, líder del Partido Demócrata de Italia, afirma: “Las mujeres que montan en sus bicicletas en Afganistán, incluyendo a las de la Federación del Ciclismo, de hecho, inician una ´sútil´ batalla por la libertad de los derechos y la paz en un país desgarrado por la guerra y el terrorismo”.
"Pedalear temblando y con miedo no sirve, cuando te subes a la bici debes arrojar esos miedos al viento, y no aferrarte a ellos” se escucha en la voz de una de las mujeres afganas.
Sara Menzies perpetuó sus historias en un documental que se estrenó en el 2013, “Afghan Cycles”. La fotógrafa y escritora viajó hasta Afganistán para conocer y así poder contar la vida de doce mujeres que decidieron romper las reglas que les prohibían el uso de la bicicleta. Y que a pesar del constante acoso, las acusaciones de inmoralidad y la amenaza de violencia física… a pesar de todo, siguen pedaleando.
En palabras de Silvina Ocampo: “Mi opinión es un aplauso que me hace doler las manos”.*
Trailer de "Afgan Cycles" por Sara Menzies