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10 de abril de 2017
El camino de Aries
Por Marcelo Cippitelli, Astrólogo Kármico y Psicólogo Social*
De esa modalidad de energía trata el karma del signo de los Carneros: el Destino labrado por el impulso de las Emociones. Las emociones, todas ellas sin distinción entre positivas o negativas, invaden alternativamente a los Arianos. Por momentos pareciera que prevalece la Ira, aunque cuando investigamos por debajo de la superficie, descubrimos que muchas veces ésta es su manera de disfrazar la tristeza. Aries representa el Fuego Iniciador, el instante del Big Bang que da origen a todo. En términos humanos, eso se denomina Emoción, sea de la clase que sea. Por eso es que estos guerreros poderosos deben aprender desde muy pequeños a canalizar correctamente sus energías, para evitar la implosión que los puede destruir. Se encuentran sentados sobre un polvorín dispuestos a saltar por los aires para alcanzar grandes alturas.
Todas las culturas albergan en su folclore un ícono conocido como “el viaje del héroe”. Es la instancia en la que el ser es movilizado por sus emociones a una forma de aventura repleta de obstáculos, en la que encontrará herramientas internas, amigos y colaboradores, un enemigo (su sombra) y un retorno con una enorme recompensa. La expresión moderna más conocida de este viaje es El Señor de los Anillos de Tolkien.
Todo esto es conocido, pero ¿por qué le toca a Aries vivir este karma tan particular? Para responder intentemos ver un panorama muy amplio: los seres humanos encarnamos en períodos de trescientos sesenta años que se reparten en las encarnaciones que sean necesarias; pueden ser cuatro o cinco o seis… Comenzamos en Aries, culminamos en Piscis, y volvemos a comenzar. En el período que nos toca encarnar en Aries debemos dar sentido al ciclo completo, apuntar nuestra alma para direccionarla hacia una meta, un destino particular. Y para conseguirlo necesitamos de un enorme caudal de energía que sólo se encuentra disponible en la esencia de las emociones. Es por eso que Aries viene dotado de este abanico aparentemente inagotable de chispazos de poder en forma de impulsos. Los cuales contienen semillas de múltiples acciones. Con ellas se dará dirección a la vida, para bien o para mal. Y durante los próximos trescientos sesenta años se deberá responder por esa elección.
Aries necesita pensar, meditar, elaborar sus deseos y sus metas porque es mucho lo que hay en juego. Y lo hará en el campo de los vínculos. Jugará juegos muy directos, altamente emocionales que en ocasiones se parecen al juego y retozos de los cachorros de tigre: zarpazos fuertes, revolcones del alma, peleas enardecidas, reconciliaciones fugaces, nuevos escarceos, múltiples variantes de un aprendizaje que debe tener un fin: encontrar la meta, el objetivo.
Los Arianos que no lo logran destinan su energía a trabajos muy duros, mayormente desagradables, con el fin de embotar sus sentidos para no percibir lo que deberían hacer. Se vuelven obcecados y finalmente infantiles y volátiles, intentando en el final de sus días mil variantes distintas para retomar el rumbo perdido. Los que están mejor encaminados, más iluminados por el espíritu, viven juventudes un tanto alborotadas, seguidas de un período de mucha consistencia y destinan el final de su vida a la elaboración intelectual y consciente de sus experiencias y sus reglas morales.
Vos… ¿a qué grupo perteneces?
Claro que esto hace que sea para el resto de los mortales, muy difícil seguirles el ritmo. Poco tiene que hacer un guerrero semejante en tiempos de paz, por lo que muchos Arianos buscan la guerra para poder sentirse vivos. Es fundamental que el Ariano descubra su misión individual en esta encarnación para poder vivir sin alterar demasiado su entorno.
*Para hacer consultas personalizadas te podes comunicar con Marcelo Cippitelli a su dirección de mail marcelocippitelli@gmail.com o a su celular (011) 15 5376-5823.