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5 de julio de 2017

Al Margen, sin obligación de agradar

Utilizando el lenguaje universal del dibujo, con la sencillez que da el trazo del lápiz, Al Margen explora el costado más grotesco del ser humano y la sociedad. Con el impulso de lo auténtico, sus dibujos se fueron compartiendo por Facebook y re-publicado entre quienes encontraron en ellos un motivo de reflexión en lo personal y en lo social. 

Sumergido en el anonimato total, nos contactamos con él, el hombre detrás de Al Margen, para conocer un poco más al artista.

 

La Palestra: ¿Qué es Al Margen?

Al Margen:Al Margen” es el nombre que le puse a la cuenta de Facebook, donde comencé a subir dibujos que, por alguna razón, no le mostraba a nadie.

LP: ¿Cuándo nació?

AM: No recuerdo bien, Facebook cerró mi primera cuenta y no puedo fijarme la fecha exacta en la que cree esa primer página, pero fue en el año 2012.

 

LP: ¿Cómo y por qué comenzaste Al Margen?

AM: Un día me di cuenta de que mis dibujos se dividían en dos clases: los que estaban hechos para mostrar y los que hacía para mí. Y lo que noté es que los dibujos que hacía para mostrar, al cabo de un tiempo, me dejaban de gustar. Pero  los que hacía para mí, aunque les encontrara millones de errores, me seguían llamando la atención. Entonces decidí mostrarlos.

 

LP: ¿Por qué elegiste la técnica de la caricatura?

AM: De chico me la pasaba copiando los dibujos que salían en el diario (Quino, Caloi, Fontanarrosa) y los dibujos animados que veía en la tele. En la adolescencia seguí copiando a miles de dibujantes de historietas. Y eso me marcó mucho. No creo que haya sido una elección consciente. Mis dibujos son el resultado de influencias que tuve.

 

LP: ¿Qué libertades te da esta técnica?

AM: Todas. Y lo que a mí me funciona para no perder la libertad es no encasillarme, no tener miedo a cambiar y, por sobre todo, no tener la obligación de agradar.  Si logro sacarme esas mochilas de encima, realmente puedo lograr algún dibujo que me deje satisfecho.

 

LP: ¿Cuál es la gran dificultad de este género del dibujo?

AM: Creo que la gran dificultad de cualquier género es la autocensura. Muchas veces nos convertimos en nuestros propios enemigos.

LP: Con un fuerte estilo grotesco desde su costado siniestro, has escrito que los dibujos “(…) nacen para no agradar ni ser vistos. Nacen para no ser terminados”. Sin embargo, son publicados…  ¿Qué es lo que te motiva a publicarlos?

AM: Escribí eso porque cuando comencé a publicar los dibujos pensé que no los iba a ver nadie, o solo algunas pocas personas. La verdad es que pensé que no iban a tener ninguna repercusión. Nunca pensé que me harían comentarios personas de distintos países y culturas, ¡o que alguien se hiciera un tatuaje de un dibujo mío! … o estar respondiendo preguntas en una nota…Pero ese texto que escribí me sirve. Cada tanto lo leo para no olvidarme del “Concepto de Al Margen”.

LP: Los comentarios más repetidos que acompañan a las imágenes de “Al Margen” que comparten los usuarios de facebook son “triste realidad”, “triste mundo” o “provocadoras”. Viscerales, crudas y sinceras, los dibujos son claras críticas a la sociedad moderna. Más que una crítica a un “sistema” que oprime al hombre, se observa una crítica al hombre que se coloca en una posición pasiva frente al sistema y que se deja condicionar por lo material, por lo externo… un ser humano que va perdiendo su humanidad… ¿Esto es así? ¿Cuál es nuestra responsabilidad como seres humanos frente a esto? 

AM: Es muy difícil la pregunta… es verdad que en mis dibujos hay una crítica al sistema que oprime al hombre. Y también hay una crítica al hombre que se deja oprimir o que es funcional al sistema… En cuanto al grado de responsabilidad, habría que ver caso por caso. Muchas veces pienso que el poder juega un rol fundamental. Y cuanto mayor poder, mayor responsabilidad. Por ejemplo, si hablamos del dibujo del hombre sentado en el sillón, viendo las noticias en la televisión, el mayor responsable es el periodista que le miente al espectador, porque él tiene el poder de un medio de comunicación. Pero el espectador también tiene responsabilidad aunque en menor medida porque tiene el poder de cambiar de canal. Pero hay casos, como el dibujo de la nena que hace el retrato de su familia disfuncional; esa nena no tiene ninguna responsabilidad porque no tiene ningún poder. Ella no eligió ni puede cambiar su situación.

LP: “Una imagen vale más que mil palabras”, cada dibujo tiene una connotación profunda y compleja, ¿por qué la mayoría de las figuras carecen de boca?

AM: Es verdad, en los últimos dibujos las figuras no tienen  boca. Y también tienen los ojos en blanco. En estos cinco años los dibujos fueron cambiando. Y creo que cambiaron mucho desde que vi los cuadros de quien hoy es mi mujer. Ella es artista plástica, y lo que me impresionó de sus pinturas es que sus figuras no tienen rostros, y así y todo son muy potentes. Creo que fue mi última gran influencia. Me cambió la forma de dibujar. Y entonces comencé a hacer figuras sin boca y sin miradas. Quedaron sin expresión y “deshumanizadas”, como si fueran animales (al revés de los dibujos de Disney que “humanizan” a los animales). Ahora que lo pienso, el hecho de que no tengan boca podría ser una metáfora de los que no tienen voz o de los que no pueden contar sus problemas. Pero esto se me ocurre ahora, no fue planeado.

 

LP: ¿De dónde crees que viene la necesidad del hombre moderno de sostener las caretas con las que se presenta frente al otro?

AM: Creo que eso lo llevamos en los genes. Porque esto no es de ahora, no es sólo del hombre moderno. Desde la antigüedad que existen las modas, los estándares de belleza, lo establecido, lo que está bien y o mal visto. Van cambiando o mutando, pero siempre están. Y el que no acata esto queda “al margen”.

 

LP: ¿Qué es lo que más te gusta?

AM: Lo que más me gusta es dibujar. Y más que dibujar, me gusta transmitir un mensaje con el dibujo.

Manifiesto Al Margen

 

Hay dibujos que nacen al margen.
Nacen casi sin querer. Nacen al costado, afuera de lo importante. Nacen para no agradar ni ser vistos. Nacen para no ser terminados. Conviven con tachaduras y ni siquiera merecen el esfuerzo de ser borrados.
Son hijos del aburrimiento, del inconformismo o del enojo. Son los hijos indeseados del lápiz. Son sólo bocetos de algo que podría haber sido mejor, pero fueron abandonados. Son una promesa incumplida, un proyecto trunco. Son la representación de ideas descartadas. Son la basura del subconsciente. 
Pero son más viscerales y sinceros que otros dibujos porque no tienen la obligación de agradar. Porque nacieron para no ser vistos. Porque nacieron sin estética. Porque nacieron sólo por un impulso y nada más. Porque nacieron para molestar, ya que muestran lo imperfecto.
Pero no les importa.
Y no les importa porque viven al margen.

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