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La Revista Cultural La Palestra Noticias es un espacio de encuentro para compartir el amor por el Arte, por el Deporte, por la Literatura, por la Salud, por los conocimientos de Astrología, por el Medio ambiente y su cuidado, por la cultura de cada Sociedad y su gente; por los viajes, la oportunidad de descubrirnos diferentes y semejantes.   

Diciembre 2015

2015, un epílogo

 

Por Sonia Diradourian

En pleno vértigo de diciembre, un humilde balance, una sencilla reflexión.


El año que empezamos a cerrar fue agotadoramente electoral. Hasta hace unas semanas era imposible prender la televisión, la radio, abrir un diario o una red social sin ser bombardeado por imágenes de dentaduras brillantes y un sinfín de promesas y buenas intenciones. Pero si hay una consecuencia positiva de esta renovada obsesión es que la política volvió a ser puesta sobre el tapete. Fue imposible evitar el tema a lo largo de este año y está bien que así sea. El consabido adagio que nos exhorta a evadirlo supone que no podemos referirnos a este asunto sin que vuelen platos. Durante este año todos, seguramente, hemos presenciado -en el mejor de los casos- y protagonizado -en el peor- este tipo de reyertas. Pero no es necesario que lleguemos tan lejos.

 

Ojalá estemos entrando en una etapa de concordancia, de sólidas pero amables discusiones. El fanatismo no solo es infantil, también es estéril y artificial. Ninguno de nosotros está por encima del error, ni siquiera aquellos que se pregonan infalibles, y desconocer esta imperfección innata, que supone el hecho de ser humano, es la receta para el fracaso más perfecto.  


Ojalá hayamos aprendido la lección y sepamos evaporar la famosa brecha ellos/nosotros. Estamos ante un contexto global desalentador; por todos lados los problemas se profundizan y multiplican. Hoy por hoy, la tierra prometida no está en ningún lado y es nuestra responsabilidad buscar una Argentina pujante y en paz.

 

Ojalá antes de abrir la boca para hablar de otros pongamos la mirada sobre nosotros mismos y veamos que la corrupción, la violencia y la soberbia no son facetas del poder y de las grandes estructuras sino también de la vida más común y silvestre, de la mía y de la tuya. Es ahí donde hay que librar la lucha, dentro de uno. Hacer lo que corresponde, comprometerse, dejar de vanagloriar la viveza criolla y construir una identidad basada en el honor y la verdad. Creo que eso es amar a la Patria, hacer las cosas bien, cada uno desde su lugar, por más pequeño que sea.

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